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«Pérdida»
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–¡Yo maté a los Mansour! ¡Yo maté a los Mansour!
Los gritos hacían eco en la cabeza de Cassiopeia, y la imagen de su tío atravesando el velo se repetía una y otra vez. Estaba viviendo una pesadilla de la que no podía despertar.
La chica abrió los ojos con dificultad, se encontraba en lo que parecía ser la enfermería de Hogwarts, pero era diferente.
–Cassie, cariño... –dijo una voz. Una mujer esbelta y alta, con el cabello pelirrojo y unos hermosos ojos verdes, se encontraba frente a ella– Soy Jane Potter, ¿me reconoces, linda?
–Eh, sí, ¿qué estoy haciendo acá? –preguntó con dificultad en intentó reincorporarse en la cama, pero una punzada en la cabeza no la dejó.
–Estás en san Mungo, Ivy, un hechizo te llegó por la espalda, caíste y te golpeaste en la cabeza. Creímos que estabas muerta –la mujer acomodó la venda en la cabeza de Cassiopeia.
–¿Y los demás?
–Jane hizo una mueca– Cassie, hay algo que debo decirte.
–¿Ah? Ya sé que mi tío está muerto, si es que quieres repetírmelo.
–No, es algo más... ¿Has tenido relaciones sexuales últimamente? –la castaña no sabía si responder con la verdad o no, era incómodo estar frente a la mamá de tu novio y decirle que tuvieron sexo, pero optó por decir la verdad– Cassie, estabas esperando un bebé.
–¿Qué? –se sentó en la cama de golpe, y otra punzada vino a su cabeza– ¡Mierda! Jane, espera, ¿dijiste estabas? ¿en pasado? ¿qué pasó con mi bebé?
–Cassie, perdiste al bebé –susurró con lágrimas en los ojos.
La castaña se mantuvo en silencio. Ser madre nunca estuvo en sus planes, pero algo dentro de ella se ilusionó en cuanto lo supo.
Cassiopeia se sentía rota por dentro y por fuera, perdió a su tío y a la vez, a su hijo o hija.
Sentía que su vida se había derrumbado. Ella siempre se caracterizó por ser una chica alegre y divertida, pero sentía que esa chica no estaba más, se había ido junto a su tío en el velo. Por su cabeza pasaron los mareos, cambios de humor y antojos, y no pudo creer lo estúpida que fue al no darse cuenta de lo que estaba sucediendo dentro de ella.
