Capítulo 23

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El viaje fue rápido. Apenas tomaron un autobús y se bajaron cerca del edificio. Ace no habló mucho porque se quedó muy metido en sus pensamientos y meditó si hacía lo correcto.

Sabo parecía estar muy bien, lejos de sus padres y formando una carrera en algo que lo apasionaba. Luffy estaba creciendo bien sólo teniéndolo a él como padre. Entonces, ¿era necesario generar todo ese drama?

No podría vivir tranquilo sabiendo que ocultó algo tan importante. Sabo tenía derecho a conocer a su hijo como tal y Luffy a disfrutar a su otro padre. ¿Quién era él para negarles eso? Ace se sintió muy atormentado en ese instante, tanto que casi se olvidó de bajar del ascensor cuando llegaron al piso y Sabo tuvo que llamarlo para que volviera a prestar atención a la realidad.

Cuando abrió la puerta se sorprendió con el departamento. El living lo recibió con apenas un sillón y una mesa grande de madera con seis sillas. Había algunos estantes con libros, muchos libros, y una televisión. No estaba casi decorado, a excepción de un par de velas en la mesa que le daban color al lugar, que tenía tonos muy claros en el piso y las paredes.

Sabo cerró la puerta y encendió las luces mientras Ace miraba. Notó una pequeña puerta que supuso sería la cocina y un pasillo con tres puertas más —las que dedujo serían las habitaciones y el baño—. Era espacioso, lo suficiente para que vivan dos personas.

—Es lindo —mencionó observando el departamento y se quitó el abrigo para dejarlo en el sillón—. Parece que vives muy ordenado, aunque ahora te ves como un punk.

No pudo evitar reírse por su comentario y esperaba que a Sabo no le moleste. Lo vio sonreír también mientras se quitaba el abrigo y tomaba el suyo para colgarlo.

—Koala me convenció de cortarlo así. Dijo que me hacía ver más malo.

Eso le pareció divertido de imaginar. Lo vio tocarse el cabello y Ace se encontró mordiéndose los labios.

—Te queda bien el look rebelde —dijo sonriendo y Sabo le devolvió el gesto.

—También te ves bien con el pelo más largo —comentó provocando que Ace se tocara su propio cabello—. Antes no te gustaba tenerlo así.

Ace alzó los hombros mientras se cruzaba de brazos.

—Ya no es algo que me importe mucho, como me veo y... eso.

No iba a explicarle a Sabo todos los problemas y terapia que tenía que atravesar para aceptarse a sí mismo. Era un trabajo continuo de todos los días, pero lo llevaba mucho mejor que cuando tenía catorce años.

—Eso es genial —Sabo pareció feliz de oírlo—. Ehm... Es un poco tarde, ¿no? ¿Te gustaría cenar algo?

No había visto la hora, pero sí suponía que era tarde, aunque no sabía si tanto para cenar. Siguió a Sabo a la cocina, la cual era pequeña, pero tenía todo lo necesario y una puerta hacia una terraza.

—¿Cocinas? —preguntó muy sorprendido—. Cuando éramos chicos eras un inútil, no puedo creer que aprendiste.

Desde chico, Ace había aprendido a ser independiente y valerse por sus propios medios mientras que Sabo adquirió esas cosas ahora luego de separarse de su familia acomodada.

—Aprendí un poco cuando me mudé, pero Koala es la que más se encarga de eso —comentó Sabo riendo—. De todas formas, me enseñó varias recetas. Hago ricos purés, no me subestimes.

Ace se rió por su comentario. Cualquiera podía hacer un puré, pero no quería tirar sus ánimos abajo. Estuvo de acuerdo con la cena y se puso a pelar las papas para ayudar. Siempre supo cómo cocinar, pero desde que tenía a Luffy tuvo que aprender aún más. Por suerte, en su casa no estaba solo y Rosi o los viejos cocinaban también, no dependía sólo de él. Sin embargo, sí debía estar atento a que Luffy no comiera cualquier cosa. Al menos no era un niño caprichoso con la comida y aceptaba lo que sea.

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