Capítulo 7

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Dentro de su habitación, era el único espacio donde Sabo podía respirar tranquilo dentro de esa casa. Después de años de vivir ahí, cada rincón lo agobiaba. Terminó de estudiar considerablemente temprano y bostezó sintiéndose cansado. Todos los días se levantaba muy temprano para estudiar y terminar sus deberes y sus clases para después ser libre de hacer lo que quisiera.

Sus padres siempre estaban conformes mientras siguiera manteniendo su estatus sobresaliente, pero a Sabo no le interesaba. Quizá cuando era más chico sí quería complacerlos, pero ya no. Eran falsos y desagradables. Pensar así de su familia lo hacía sentir culpable, pero no podía pensar nada más cuando los veía comportarse. Estaba harto de ir a esas reuniones de alta sociedad donde se paseaban con personas igual de hipócritas que ellos. Sabo era muchos más feliz allí en su hogar, con posibilidad de ver a Ace.

Ace...

Pensar en él lo hacía sonreír. Al menos tenía una persona que era auténtica en su vida. No... Era incluso más que eso.

Sabo recordó todas las cosas que había investigado en Internet para mostrarle. Ace no quería buscar en las computadoras del cybercafé del pueblo, quizá porque le daba pudor o eso suponía. Así que se encargó de encontrar más información para él. Lo que tenía no era una enfermedad ni nada raro, de hecho encontró muchos testimonios en YouTube. Ojalá pudiera invitar a Ace a su casa para poder usar la computadora que allí tenía, pero eso era imposible.

Ya había recibido varios comentarios de sus padres sobre su "mala compañía". Detestaba que opinaran de su vida con tanta liviandad o juzgaran a Ace sin conocerlo, pero no podía esperar más de ellos.

Sabo se levantó dispuesto a salir porque ya no soportaba más ese lugar, pero se encontró con su madre y hermano en la sala. No era una buena señal. Pasó junto a ellos caminando con la esperanza de ser ignorado pero hoy no era su día de suerte.

—¿Dónde crees que vas? —espetó su madre y Sabo suspiró cansado.

—Saldré —aseguró firme apenas volteando a verla y su "hermano" se rió.

—¿Irás de nuevo a ver a ese chico? —dijo Stelly con un mueca asqueada—. Aunque más bien es una niña que se viste de hombre.

—Qué espanto —La señora colocó una mano en su pecho horrorizada—. Los padres deben estar tan avergonzados.

Apretó los puños furioso. No tenía idea cómo Stelly supo lo de Ace, pero se había encargado de decírselo a sus padres y tirar comentarios venenosos cuando lo veía.

—Y no creas que vas a salir a ver a ese raro —espetó su madre severa—. Tu padre irá a hablar contigo cuando vuelva.

Sabo contuvo todas las cosas que quiso escupirle en ese momento y se regresó por donde vino, pero antes se detuvo para sólo lanzar una frase.

—Él es un chico —dijo—. Sin importar lo que ustedes o nadie diga.

Se marchó a su cuarto sin tener deseos de oír lo que tenían para responder. Cerró la puerta con llave y gruñó molesto.

¿Por qué tenían que ser así? Una mezcla de frustración y dolor se arremolinó en su pecho. No le gustaba que hablaran así de una persona importante para él. Sabo se sentía como un extraterreste en esa casa.

¿Cómo se supone que podría tener amigos si discriminaban al único que le importaba? Sabo no le interesaba esas amistades caras y nobles que sus padres le querían imponer. Más de un millón de veces intentaron que se acerque a niños, hijos de sus amigos ricos, para que socialice pero eran muy aburridos. Lo peor era cuando querían presentarle niñas o, como su madre las llamaba, potenciales novias.

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