Capítulo 15

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Tragó saliva y respiró profundo mientras esperaba fuera del consultorio. Hoy le había tocado ir solo porque todos sus posibles acompañantes estaban ocupados, pero estaba bien con eso. Ya sabía lo que tenía que hacer y no tenía miedo. Lo único molesto era tener que andar con esa panza. Alien ya tenía 8 meses y habían entrado en la fase final. Tenía muchos nervios y ansiedad por lo que fuera a decirle la doctora.

En sus últimas consultas, Otohime le dijo que el bebé no estaba creciendo como debería y esto le preocupó. Apenas pasaba los dos kilos, era muy pequeño. Faltaban 4 semanas para la fecha estimativa que le dieron y ahora le diría cómo estaba, si había aumentado de peso o no.

Ya habían pasado dos semanas desde que vio a Otohime y suponía que Alien había subido de peso. En su casa, cuando se enteraron de esto, lo obligaron a comer mucho más y hasta llegó a repetir 3 veces. Por suerte, la comida ya no le causaba tantas náuseas como antes. En general Ace ya no se sentía mal. Sólo le dolía la espalda y le costaba mucho moverse. Siempre se sentía cansado y con sueño, no dejó de dormir como un oso.

Esperaba que eso haya ayudado al bebé a llegar al peso que necesitaba.

Cuando entró a la consulta, Otohime lo saludó contenta. Había pasado mucho tiempo con esa mujer, le expresó muchas de sus dudas y ella le contestó siempre con cariño.

Durante las ecografías, conversaba con Ace para distraerlo un poco del momento incómodo mientras anotaba los datos que necesitaba y revisaba que todo estuviera en orden. Durante esas charlas se enteró que estaba casada, su marido también era doctor, y tenía tres hijos. Incluso le mostró fotos que tenía en su consultorio. Era una mujer muy agradable y le transmitía mucha tranquilidad, la cual Ace necesitaba más que nunca.

En esta ocasión la notó un poco seria y eso lo preocupó.

—No aumentó nada desde la última vez —dijo ella analizando el peso del bebé.

—¿Y no lo hará?

Ella no contestó su pregunta, cosa que le puso más nervioso.

Terminaron la ecografía y le pidió que se cambiara.

Ace sintió sus manos temblando cuando se sentó frente al escritorio de la doctora.

—¿Por qué no aumenta? —Volvió a preguntar—. Estuve comiendo muchísimo.

Ella le sonrió y negó con la cabeza suavemente.

—Está muy bien que lo hayas hecho, eres muy responsable —dijo con sinceridad—. Pero la verdad es que no hay una causa específica para estos casos. Puede ser que la placenta maduró antes de tiempo u otra cosa, pero lo mejor es no esperar.

Las palabras de la doctora le dieron escalofríos. Por más que no hubiera un motivo por el cual el bebé no crecía, la parte de "no esperar" le llenó de pánico porque ya se imaginaba qué vendría.

—Es preferible que crezca afuera lo que le falta —continuó Otohime—. Si lo dejamos podría correr peligro su vida y la tuya.

Eso sólo significaba que ya no nacería dentro de un mes, sino ahora.

Sintió que el corazón comenzaba a latirle con taquicardia y apretó la tela del pantalón que traía puesto. Ella le dijo que tenía que avisarle a sus tutores para poder hacer los trámites necesarios. Además, le comentó que lo mejor sería una cesárea porque el bebé era demasiado pequeño y tal vez no tendría la fuerza suficiente para pasar por el canal de parto, pero que él podía decidir qué prefería.

Ace no estaba seguro qué era mejor, pero aceptó las recomendaciones de la doctora. Quería que ese proceso fuera lo más rápido posible.

Cuando salió del consultorio se sintió perdido. Frotó su rostro con cansancio y suspiró mientras se apoyaba en una de las paredes blancas de la clínica.

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