Capítulo 36

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Los gritos de la manada de niños salvajes le aturdieron, pero no lo suficiente como para que quisiera salir corriendo. Era de esperarse que ese lugar fuese así. Rosinante pensó que sería buena idea llevar a los niños al McDonald's, pero muchos padres habían tenido la misma idea y el lugar estaba lleno. Afortunadamente, consiguieron una mesa con buena vista hacia el salón de juego que Luffy aterrorizaba mientras que Law evitaba que su primo salvaje destruya el lugar o a sí mismo. Estarían bien, Ace no se preocupaba mucho.

Los niños habían terminado de comer y fueron a los juegos. Ace robó algunas nuggets que Law dejó y no se sintió culpable. Todavía tenía papas que estaba disfrutando mientras conversaba con Rosi.

Después del encuentro raro que tuvo con ese sujeto, Ace había quedado bastante movilizado. Garp y Sengoku sabían bien quién era Silvers Rayleigh, el hombre de confianza y mejor amigo de Gold Roger. Así que el tipo no mintió cuando le dijo eso. Aun así, seguía siendo un criminal buscado y los viejos pensaron que debería estar tras las rejas, pero Ace los ignoró. No le importaba ese hecho, sino que aquel tipo le dijo que tenía algo de sus padres para darle. Garp no tenía idea de qué hablaba y le dijo que no se meta con el Rey Oscuro.

Guardó el número de teléfono e incluso lo ingresó en su celular para poder desechar el papel. Tenía ganas de saber de qué hablaba ese tipo, pero tampoco estaba muy seguro si valía la pena.

No le interesaba saber de su padre. Tenía el conocimiento suficiente. Sólo fue un tipo que robó y vivió como quiso abandonando a su mujer e hijo en el proceso. ¿Por qué debería interesarse en una persona que dejó morir a su madre? Ace no le interesó saber nada de Gold Roger. Ni siquiera tenía su apellido, tampoco se merecía que piense en él como un padre. Ese hombre jamás representó eso para él y Ace se esforzaba todos los días para ser un buen padre para Luffy, a diferencia del suyo.

Aunque, si Ace debía ser honesto, Garp tampoco había sido una figura paterna demasiado presente. Quizá Dadan era lo que más se acercaba a un padre y una madre. Sí, definitivamente. Debería llamarla pronto para saber cómo estaba.

Esperó mientras Rosinante terminaba de hablar por teléfono con alguien de su trabajo y suspiraba para beber un poco de agua. ¿Quién pide agua en un McDonald's? Rosi era raro.

—No te dejan en paz —comentó con una sonrisa.

—Siempre cuando se está por lanzar una nueva colección en un desfile los días son igual de abrumadores —contestó Corazón y Ace asintió pero puso una mueca pensativa.

—¿Es sólo eso o estás molesto con el Mingo?

No le gustaba molestar a Rosi con sus preguntas, pero también quería ayudarlo. Su hermano era una persona extraña y complicada, siempre le daba miedo que terminara lastimándose en esa relación oscura y tormentosa.

Ace no tenía idea cómo era la vida de farándula que ostentaba Doflamingo, pero leyendo noticias en Internet divisó una donde ese hombre parecía envuelto en algún escándalo. Al parecer lo encontraron en alguna fiesta ilícita, pero tampoco decía muchos detalles. Esa era su vida, ¿no? La gente famosa siempre parecía estar rodeada de lujos, ornamentos exagerados, excesos extremos y escándalos desmedidos.

Aun así, sabía que todo eso afectaba a Rosi. Pudo notar la mueca triste en su rostro.

—Un poco de todo —contestó abatido—. Pareciera que pierde la cabeza cada vez que hay algo importante que hacer, sobre todo por esa gente con la que siempre está.

—Es como ser hermano de Paris Hilton o Britney —meditó Ace al pensar en la persona intensa que era Doflamingo y siempre perseguido por la prensa—, pero a ti parece escucharte.

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