Capítulo 24

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Al final sí lanzó la bomba sin que le importara nada. Antes de verse con Sabo, pensó muchas maneras en las cuales decirle la verdad sobre Luffy, pero esta definitivamente nunca la hubiera considerado. La situación lo superó. Todos esos momentos agradables que compartieron, las charlas, los recuerdos, la cena, las palabras que Sabo le dijo... Todo lo introdujo dentro de un bucle maldito donde perdió de vista la razón por la que estaba allí. Se dejó embriagar por esos besos dulces con sabor a infancia, los momentos donde fue más feliz, pero ya no podía permitirse disfrutar de ese sueño.

"Luffy es tu hijo."

Sus palabras parecieron destruir la habitación en ese instante. Fueron como un rayo que cayó en medio de esa cama y la partió a la mitad formando un abismo entre ellos. El aire se puso gélido y Ace sintió frío, pero fue incapaz de moverse mientras esperaba la reacción de Sabo.

Con una lentitud macabra, vio cómo el rostro de ese chico se desfiguraba a medida que procesaba las palabras que dijo. Vio la confusión en su mueca y se sintió con ganas de desaparecer, pero debía estar ahí para responder todas las preguntas que le debía, para justificarse y aceptar sus culpas.

—¿Cómo? —preguntó Sabo y sus palabras apenas salieron de su boca—. ¿Luffy... es mi...?

Ace apretó los dientes cuando lo oyó murmurarle de esa forma, pero no retrocedió. La determinación brilló en sus ojos y verlo fue todo lo que necesitó Sabo para saber que decía la verdad.

Lo vio levantarse de la cama y agarrarse el pelo mientras caminaba nervioso, intentando controlar todo lo que tenía en su mente, o eso creyó Ace. Esperó hasta que le volviera a hablar y no se atrevió a mencionar nada antes.

—¿Hablas en serio?

Esa pregunta le dolió, pero lo entendía. Sabo tenía derecho a pensar lo que quisiera si tenía que ser justo.

—Nunca mentiría con algo que tuviera que ver con Luffy —dijo con mucha seriedad. Sabo lo conocía, por más que hubieran pasado años, y era consciente que no mentiría en una situación así.

Todavía parecía incrédulo y esa expresión en su rostro le lastimó. Ace pensó que tal vez no debería haber dicho nada. Sabo tenía una vida buena, al menos mucho mejor de la que tenía junto a sus padres, y ahora él lo estaba desmoronando todo. Aunque eso era lo que Ace sintió cuando se reencontró con Sabo. Luego de años de sufrimiento con su cuerpo, con la crianza de su hijo y su vida, logró una estabilidad que le fue muy difícil conseguir pero Sabo la había pateado con su aparición.

—Lo siento, Sabo —murmuró Ace sintiendo que todo ese momento lo desbordaba—. Fue muy difícil para mí aceptarlo, tenía mucho miedo, incluso pensé en abortarlo, luego darlo en adopción y... La pasé horrible, pero pensaba todo el tiempo en ti. Garp incluso me dijo que podíamos buscarte, pero me generaba terror pensar en decírtelo ¡y tus padres me echaron! No sabía si ibas a querer que me aparezca en tu vida de nuevo, pero ahora que te volví a ver y supe que conocías a Luffy... No puedo mentirte.

Apretó las sábanas al decir eso y sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas. No quería llorar, pero le fue imposible no hacerlo. Ese encuentro le movió hasta la fibra más sensible de su ser. Todos los recuerdos y emociones guardadas salieron a la luz sin que pudiera impedirlo. La persona que quiso con locura, el padre de su hijo, y su mejor amigo de la infancia ahora estaba frente a él mirándolo con una expresión como si lo desconociera.

Ace se sintió como un monstruo en aquel instante por lo que hizo, pero no debía ser así. No todo era su culpa, ¿verdad? Sólo cometió algunos errores como cualquier persona, pero en serio intentó hacer todo lo mejor que pudo, no fue su intención que todo terminara así.

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