Capítulo 25

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Ese día se levantó tarde y se lo permitió porque se sentía horrible. Se supone que debía estudiar, pero después se ocuparía de eso. Aquel día faltó a sus clases, no tenía ánimos de ir y se sintió mal por no asistir, pero su cabeza estaba perdida en cualquier lado y no podía prestar atención a nada. Ace permaneció un rato en su cama y ni siquiera miró el celular para saber la hora, sólo quería dar vueltas un rato e intentar olvidar los pensamientos que no dejaban de atacarle desde que regresó de la casa de Sabo.

Apenas ayer pasó ese problema y seguía sin saber qué hacer.

¿Debía llamarlo? ¿Esperar a que lo llame? No sabía. También pensó en hablarle a Luffy sobre Sabo, pero no estaba seguro si hacerlo. Tampoco decidía si decirle a los viejos.

No tenía idea qué quería Sabo tampoco. Sí le dijo que quería estar presente y eso significaba estarlo para Luffy, o al menos Ace lo interpretó de esa forma. Eso lo dijo en aquel momento de exaltación, pero ahora quizá pensaba lo contrario. No podía decirle a su hijo "éste es tu padre" y que después se llevara una decepción si Sabo elegía no tener una relación con él.

No. No. Sabo no era así. No era ese tipo de persona. Quizá tarde más o menos tiempo, pero no creía que se alejara. ¿Debería decirle a su hijo entonces? Aún no estaba seguro.

Cuando pensó que ya había dado las suficientes vueltas, se levantó. Antes que pudiera alzarse, vino el tsunami de cuatro años a tirársele encima mientras le gritaba "papá".

—¡Despierta! —dijo Luffy mientras lo abrazaba. Traía el uniforme de la escuela, así que asumía que acababa de llegar—. El tío dijo que comeremos algo muy rico, ¡ven con nosotros!

Rosinante le había dicho que hoy podía quedarse a descansar y que él se ocuparía de los niños. Los llevó a la escuela temprano y ahora los trajo. Eso significaba que era el mediodía y Ace durmió como una larva. No sabía qué haría si no se apoyaran mutuamente con Corazón.

—Ya voy, ya voy —dijo bostezando mientras se estiraba y se permitió abrazar a Luffy contra él más fuerte—. ¿Tuviste un buen día?

—Sí, jugamos mucho con Usopp y Rebecca —contestó Luffy muy contento—. ¿Sabes que ella es la sobrina de la señorita Viola? Pero es un secreto, nadie puede saber.

—¿En serio? —dijo Ace exagerando la sorpresa y se rió—. Entonces guardemos su secreto.

—No se lo digas a nadie.

—Prometo no hacerlo.

Ace acarició la espalda de su bebé y le besó la frente. Era muy chiquito aún, siempre lo fue. Desde la primera vez que lo tuvo en sus brazos, le gustó la sensación de apretarlo contra él. Luffy era suave y cálido. No quería dejar de abrazarlo.

Pensó que quizá Sabo no había tenido la posibilidad de abrazarlo de esa forma ni apreciar el calor que tenía ese bebé. Se sintió mal al darse cuenta de eso. Porque Ace pasó muchas cosas malas durante la crianza de Luffy, pero también disfrutó de esos momentos dulces donde su cuerpo se llenaba de aquel calor suave y lleno de amor.

Soltó a Luffy para levantarse y pensó en ir al baño, lávarse la cara mínimamente, pero el niño no lo dejó. Estaba muy ansioso por el almuerzo y porque Ace también fuera a comer. Bueno, no es como si Law y Rosinante nunca hubieran visto su cara de zombie apenas se levantaban, incluso lo habían visto peor.

—Bien hecho, Luffy —Rosinante acarició la cabeza del niño y luego vio a Ace—. No es una tarea fácil despertarte.

No dijo nada ni tampoco se quejó porque haya mandado a Luffy a levantarlo. Rosi tenía sus técnicas para lograr sus objetivos. Saludó y acarició la cabeza de Law en el proceso. Habían comprado comida hecha. El olor a pollo asado le hizo agua la boca y su estómago rugió junto con el de Luffy haciéndolos reír.

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