Capítulo 38

736 96 23
                                    

—¿A dónde vas?

Ace pensó que debía ser una broma. ¿Cómo es posible que siempre que estaba a punto de salir con alguien su celoso hijo se ponía a hacer berrinches? Apenas se estaba vistiendo y secándose el cabello luego de bañarse cuando Luffy apareció ofendido en el marco de la puerta. El niño tenía el ceño fruncido, los brazos cruzados y una mirada de reproche.

—Tengo que salir, Luffy —contestó dejando la toalla a un lado para peinarse y oyó al niño quejarse.

—¡Yo quiero ir! ¿Dónde vas, papá?

—¿Cómo estás seguro que quieres ir si no sabes a dónde voy? Quizás es un lugar aburrido.

—No, porque pareces feliz.

Esas palabras le sorprendieron. ¿En serio lucía feliz? Tal vez sólo fuera impresión de Luffy, pero un poco emocionado estaba por esa salida.

Sí, se vería con Sabo en calidad de... ¿cita? Según Rosi, era una cita. No sabía si podía llamar eso así. Sólo iban a verse y punto. ¿Por qué debía calificarlo como ese tipo de salida? Ellos ya se conocían y pasaron muchísimas cosas juntos, incluso tuvieron un hijo, así que no creía que tuvieran "citas" como dos desconocidos que estaban probando si tenían química juntos.

Aun así, se sentía nervioso. Su garganta estaba cerrada, tanto que a veces tenía que suspirar porque sentía que iba a ahogarse. Sólo era Sabo, se repetía. Conocía cómo era, la forma en que hablaba y cómo se movía. No tenía por qué sentirse así, como si estuviera a punto de salir con un chico que apenas conocía.

Miró la hora y se dio cuenta que estaba un poco retrasado. Buscó su abrigo e intentó ignorar los lloriqueos de Luffy que lo seguía para todos lados.

—Vamos, hijo —suspiró cansado colocándose su abrigo e inclinándose para levantar a Luffy entre sus brazos, quien parecía más enojado aún—. Te prometo que te traeré chocolate Kinder cuando vuelva.

Ese pequeño soborno pareció surtir efecto y vio brillo en los ojos del niño. Ace sonrió sintiéndose triunfante.

—Bueno...

—Me tienes que dar un beso si quieres tu chocolate —advirtió y Luffy siguió con su puchero, pero se acercó a él.

Los pequeños brazos se aferraron a sus hombros y recibió un beso en la mejilla. Apretó a su niño contra él y le dio más besos en el rostro hasta que lo oyó reír contento. Luffy era fácil de distraer y se olvidaba rápido de sus enojos.

—Quiero un chocolate ENORME —advirtió el niño y estiró sus brazos indicando el tamaño del chocolate que quería.

—No sé, depende si te portas bien mientras no estoy.

—¡Siempre me porto bien!

Sabía que eso era mentira, pero no tenía tiempo de ponerse a discutir con su hijo. Caminó con Luffy en sus brazos hasta la cocina. Allí estaba Rosi con los viejos y Law. Sintió las miradas juzgadoras de los ancianos, porque sabían todo ya. Estaban al tanto que su relación con Smoker terminó y que ahora se vería con Sabo. Era molesto sentirse así de observado, pero ellos no tomaban sus decisiones.

—¡Papá no me quiere llevar, abuelo! —Se quejó Luffy y estiró los brazos para que Sengoku lo sostuviera.

—Déjalo ir —espetó Garp quien parecía estar intentando enseñarle a jugar a las cartas a Law—. Aquí la pasaremos mejor.

—Ya me imagino —suspiró Ace poniendo los ojos en blanco—. Volveré en un rato.

—Llámanos cualquier cosa —mencionó Rosinante—. Y cuídate mucho, Ace.

DisforiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora