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Luna:

Solo he estado un par de veces en el departamento de Adonis y es porque papá debía dejar algunos documentos y se negó a dejarme sola en el coche, desde entonces no aparezco por aquí, pero supongo yo que es agradable porque de no serlo ya se hubiera mudado y sí que tiene el dinero para hacerlo.

—¿Por qué un departamento?. —Le pregunto a Adonis, tengo su mano sujeta a la mía mientras doy pasos por su hogar.

El me detiene tirando de mí y yo le sonrio.

—¿Acaso te gusta o te hace más fácil traer chicas a un departamento que a una casa?

Me sostiene de los brazos.

—Sabes que solo he salido con máximo dos mujeres en todo el tiempo que te conozco.

No me miren a mí, ni yo sé cómo es eso posible.

—Ninguna relación funciono, quizás porque solo buscaba tener con ellas lo que no tenía contigo.

—Adonis...

—Gracias.

El corazón se me acelera.

—Por ser el más valiente de los dos.

Sonrio. —¿Qué tonterías dices? ¿Quién fue el que me beso?

Adonis sonríe.

—Y eso voy a hacer ahora mismo.

El me da un dulce beso y me aparto con una sonrisa para ir directo a la cocina, Adonis me sigue con una sonrisa.













(*)











Tardamos casi dos horas, pero logramos hacer un estofado delicioso entre los dos y nos sentamos a cenar al lado del otro.

—¿Qué sucede?. —Le pregunto cuando no deja de mirarme.

—Solo te admiro.

Mi corazón salta.

Esto es lo que en algún momento solo había en mi cabeza, pero jamás pensé que sucedería.

Adonis y yo, los dos disfrutando de una cena así de romántica.

—Sobre pedirte que hablaramos...

Lo escucho.

—Luna, quiero que sepas que voy en serio contigo.

Mis ojos se abren.

—Lo que tenemos para mí no es algo pasajero y espero, no. —Él se corrige. —Deseo que sea igual para ti.

Ve algo serio en mí.

¿De verdad?

Ningun hombre ve algo serio conmigo.

Siempre ha sido sexo.

—Quiero saber si tu deseas lo mismo, Luna.

Me muerdo el labio.

—¿Necesitas ponerle nombre?

—¿Te incomoda que le pongamos nombre, pequeña?

—No es eso. —Confieso. —Es que nunca he estado en una relación o al menos no me han pedido eso, los hombres no suelen pedir eso de mi..

Me siento rara al decirle esto, pero es la verdad.

—¿Quieres intentarlo conmigo?

—Adonis... —Pronuncio su nombre con una sonrisa.

El me coge la mano.

—¿Quieres ser mi novia, pequeña?

Dios mío...

Mis labios se separan y una sonrisa cruza mis labios, se exactamente qué es lo que deseo, lo quiero a él.

He querido esto desde que lo conozco.

—Si.

La sonrisa de Adonis es hermosa.

—Si quiero ser tu novia, Adonis.

Me levanto de la mesa y me rio subiendo en su regazo, Adonis me coge del rostro y me besa , ambos sonreímos en medio del beso.











(*)






Ayudo a Adonis a llevar los platos sucio a la cocina y abro el caño, sin embargo cuando quiero lavar, el me rodea la cintura con los brazos, sus besos inician en mi cuello.

Nos besamos y vamos directo a la habitación, pero yo lo detengo y lo hago caer sobre el mueble, sonreímos inundados en nuestra propia burbuja de felicidad, me apoyo en mis rodillas y le abro el pantalón liberando su dura erección.

Agacho la cabeza y la llevo a mis labios, pruebo de el un poco hasta que el mismo Adonis me detiene, me sube en su regazo y comenzamos a desnudarnos entre risas.

El sexo es un poco diferente, aunque es igual de bueno.

Mi blusa cae y mi ropa interior también, mis manos son rápidas y le abro la camisa desabotonandola, acaricio sus duros pectorales y llevo las manos a sus hombros, me acomodo sobre el luego de dejar mis bragas en el suelo y comienzo a cabalgar.

Le sonrio mientras lo hago y el me sujeta la cintura con ambas manos.

—Tan perfecta, pequeña..

Nos besamos.

Empezamos a entragarnos aun cuan duro sea, es hermoso.

Lo es, hasta que los dos paramos de la da, no, por el estúpido timbre.

Todavía tengo su polla dentro de mí cuando ponemos la mirada sobre la puerta.

—¿Esperas a alguien?

—No. —Adonis lo niega.

Me coge de la cintura y yo me bajo de su encima, me pide que espere y se dirige al monitor que tiene instalado en la cocina, desde donde puede ver por la cámara quien está detrás de la puerta.

—¿Adonis..?

—Maldita sea.

—¿Qué.. su..

—Es Christopher, Luna.

Mis ojos se abren.

—Tu padre está aquí.






Más allá de una miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora