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Luna:

Ni siquiera quiero verlo

No puedo hacerlo.

—Adonis ¿Me dejas solo con mi hija?
Adonis ni se mueve, tiene los dientes apretados y los puños igual.

—¿Piensas que voy a dejarte solo con ella?

—¿Crees que lastimaria a mi hija aquí frente a todo el mundo? Con razón dejamos de ser amigos, ni siquiera me conoces.

—Dejamos de ser amigos porque lastimaste a la mujer que amo.

La mujer que amo.

Hasta papá se a quedado en blanco con esa declaración firme.

Tengo que pararlo.

—Adonis, déjame solo con mi padre.

Los ojos de Adonis me observan sorprendido.

—Pequeña.

—Déjame sola con el.

—¿Piensas que puedo dejarte sola con el?

El pecho se me aprieta.

—Si lo haces hablare contigo.

Sus ojos se abren.

—Por favor, déjame a solas con el.

Es mi voz o la condición, solo se que me deja no a solas con mi padre, pero me da un espacio.
























(*)




















—Es increíble que después de lo que sucedió sigas viéndote con el, Luna.

No respondo.

—Te dejo embarazada y luego se fue.

—El no sabía que yo estaba embarazada.

—¿Y lo defiendes? Deberías odiarlo.

—Al único que odio es a ti, papá.

El me observa sorprendido.

—¿Por qué te sorprende? Lo que es increíble es que pienses que puedo sentir el mínimo afecto por ti después de lo que me hiciste y le hiciste a mamá.

—No metas a mama en esto.

—Ni siquiera se porque te estoy hablando.

—¡Luna!

—Me pides que hablemos  y lo primero que haces es echarme en cara porque he visto a Adonis, en lugar de si quiera intentar disculparte.

—No puedo disculparme de algo que no me arrepiento.

Los ojos se me llenan de lágrimas.

—Además, no sirven de nada las disculpas, si yo mismo puedo ver que no me has perdonado.

—¿Y te sorprende?

—Solo pensé en tu bien.

—¿Mi bien, papá? ¿Cómo podría ser mi bien? Solo pensaste en lo que era justo para ti, en no manchar tu compañía cuando tu mismo lo hiciste al acostarte con Laura.

Papá abre los ojos.

—Luna, no te permito..

—Ya no tengo nada que decirte. —Le interrumpo. —No tengo nada más que decirte, papá




















(*)




















—Pequeña...

Adonis está esperándome fuera luego de concluir la presentación Y tuve que darle una excusa perfecta a Felix, quien se ofreció a llevarme.

—¿Ya podemos hablar?

¿Por qué no solo me dejas ir como antes, Adonis?

—No quiero hablar contigo.

Sus ojos me observan con dolor.

—¿Te lo prometí, no?

Ahora me ven con esperanzas.

Subo a su coche, me voy con el y de alguna forma nosotros cerramos un ciclo esa noche







Más allá de una miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora