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Luna:

Es un martirio.

Seguir las tradiciones de un matrimonio y a las que es fiel mamá.

Mañana me caso con Adonis...

Y no lo he visto en todo el día por órdenes de mi madre, lo cual es ridículo para mí, no creo en las tradiciones.

—¿Y las tradiciones, pequeña?.—Me pregunta Adonis al otro lado del móvil con un tono burlesco.

—No oí a mamá decir que las llamadas estuvieran incluidas.—Le respondo.—Además..¿Realmente crees en eso?

—Quiero que mañana sea perfecto.

—Sera perfecto solo porque nos daremos el si.—Alzo una ceja.—¿O acaso te estas arrepintiendo?

—¡Ni loco!

Una sonrisa se instala en mi rostro.

—Nada hará que falte ese día.

Mi corazón se acelera.—Lo sé.

Cierro la puerta de mi habitación con llave y me acomodo sobre la cama.

—Pero realmente deseo follar ahora.

Adonis se queda en silencio por un momento.

Me muerdo el labio.—Que no te sorprenda, ya me he tocado viendo tus fotos antes.

Adonis se ríe.

—Digo lo mismo.

No he sido la única, Dios mío.

Me siento tan feliz.

—Pequeña...

Su voz cargada de excitación es la señal para iniciar, así como todas esas veces donde yo me toque sola, ahora lo hago con él.

Subo un poco el volumen y lo coloco a mi lado.

—Luna.. Dime lo que deseas.

—Que me folles.

—Joder, pequeña.. ¿Lo quieres duro?

Eso ni se pregunta, Adonis.

Sé que él está jugando.

—Muy duro.

—Bájate las bragas.

Hago lo que me dice, cada orden la sigo.

—Tócate las tetas, pequeña.—Me pide.—Tócate como yo las toco, como pruebo de ellas.

Me muerdo el labio y meto una de mis manos dentro de mi blusa, acaricio los pezones y tiro de ellos, me imagino sus labios chupando, sus dientes tirando y pienso en su cuerpo cubriéndome.

Gimo.

—Lo haces increíble, Luna.. Joder, pequeña, yo también estoy.

Cierro los ojos y mi cuerpo se retuerce.

—Adonis, necesito...

—Lo sé, yo también necesito estar dentro de ti.—Me dice con la voz agitada, Adonis está masturbándose.—Hazlo, mierda, Luna... siente mi polla dentro de ti.

Mi mano baja por mi abdomen y me acaricio por encima, mi clítoris palpita ante el roce y mi vagina se expande al sentir mis dedos ingresar mientras mi cabeza piensa en la polla de Adonis.

Su rica, poderosa, gruesa, larga y grande polla.

—¡Dios, Adonis!.—Grito.

—¿Lo sientes, Luna?.—Me pregunta y me muerdo los labios pensando en su polla.—¿Sientes lo duro que estoy?

—Sí, lo siento... Adonis.. Adonis..

—Pequeña... me gusta.

—A mí también me gusta.

Mi boca no deja de emitir ruidos mientras me toco y escucho sus gruñidos al otro lado, mi cabeza da vueltas y quiero gritar más fuerte, pero recuerdo que mamá se ha estado quedando conmigo por los preparativos de la boda y ahora mismo se encuentra en el cuarto de al lado.

—Luna.. voy a llegar, pequeña.. joder.

—Yo también.—Respondo frotando mis dedos.—Ah.. Dios mío, Adonis...

Me corro, fuerte y mi mano deja mis pechos para cubrirme los labios con ella.

Termino con la respiración agitada igual que Adonis.

—Estuviste perfecta, pequeña.

Sonrio.

—Pero no puedo esperar para mañana en nuestra luna de miel.—Confiesa luego de recuperar la respiración, aunque yo también no puedo esperar.—No te dejare descansar.

Me muerdo el labio.

—Suena interesante.

Él se ríe.

—Descansa en tu último día de soltera, pequeña.

Sonrio, esto ha sido mejor que la despedida con Claudia, Meg y Natalia y eso que solo fue una cena porque yo me negué a ir más lejos, además de que Adonis es muy celoso.

—Lo mismo para ti.

Luego de un corto silencio, él me dice.—Te amo, mi amor.

Sonrio.—Yo también te amo, Adonis.

Mañana será un día maravilloso.






Más allá de una miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora