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Luna:

—Tuve problemas financieros.

Me vuelvo hacia Adonis, ambos estamos en su coche y a aparcado frente a mi departamento.

—Tu padre me cobró las deudas que tenía y me amenazó con llevarme preso.

Cuando no podía odiar más a papá.

—No es una excusa, pero no quería que te vieras involucrada.

—Tienes razón,no es una excusa.

Ambos permanecemos en silencio, bajo la mirada.

—¿Ya lo solucionaste?

—Sigo en eso.

Trago saliva.

—Luna, tienes que saber que no hubo ningún momento en el que dejara de pensar en ti.

—Lo hubiéramos afrontado juntos, había maneras, no tenías que desaparecer por 10 meses cuando yo te necesite.

—Arrastrar a las personas con mis problemas no es algo propio de mi y menos con la única persona que quiero.

—Ojalá hubieras echo una excepción conmigo.

—Luna…

Mis ojos se llenan de lágrimas.

—Ojalá hubieras estado conmigo cuando...

El me detiene, sus manos van a mi rostro.

—¿Me odias por eso?

—Pequeña…

—Yo me odio por esto.. ¿Como no puedes odiarme?

Sus ojos me observan dolidos.

—Ojalá hubiera podido hacer algo.. pero..
El no me deja terminar, Adonis, el hombre que amo estampa sus labios contra los míos en un duro beso y salado por mis lágrimas.

Pruebo la boca de este hombre, de mi hombre, después de todo este tiempo y sabe tan rico como recordaba, sus besos me encienden igual que antes, bloquean mi mente y me hacen desearlo.

—Adonis…

Rompo el beso, pero el vuelve a atrapar mis labios mientras sus manos se colocan sobre mi rodilla desnuda, me acaricia la mía y yo gimo, mis manos bajan por su abdomen y acaricio su erección dura por encima de los pantalones.

Igual de duro que siempre, justo como lo recordaba.

Mi boca se hace agua de solo pensar en su polla otra vez dentro de mi boca.

—Te amo, Pequeña.

Desliza su pulgar y delinea mi labio inferior.

—Te amo tanto, Luna.

Me muerdo el labio. —Yo también te amo, Adonis.

El sonríe y lleno de felicidad, estampa sus labios contra los míos.


















(*)























A Adonis le encanta tomarse el tiempo de desnudarse, pero esta noche no, está noche no me desnuda con lentitud, solo me arranca la ropa como una bestia y se apresura en desnudarse.

Yo ya estoy lista, mi coño esta listo para sentir su dura erección después de todo este tiempo.

Lo deseo.

Deseo mucho a Adonis.

Deseo sus manos en mi cuerpo y su polla follandome sin control hasta dejarme exhausta.

Deseo mucho a mi hombre.

—Pequeña..

Adonis se aparta para mirarme.

Esta sobre mi, desnudo y con su erección apretándome el estómago.

—No pares. —Le pido. —Cogeme Adonis.. solo follame duro.

—Esta noche no, pequeña.. sin importar cuan duro sea. —Pronuncia acariciando mis labios con sus dedos. —Hoy voy a hacerte el amor.

Me besa tan posesivo, reclamando mi boca y mi cabeza está caliente.

Se mueve encima de mi y ubica su erección en mi entrada, Adonis me penetra de una y yo gritó, mi interior quema.

He echado de menos esa polla gorda.

—Adonis…

—Pequeña, joder.. tengo..

Levanto las piernas y aprieto su caderas.

—No pares,  dios, por favor, no pares.

Adonis hace caso a mis súplicas y comienza a cogerme, no, ha hacerme el amor.

Aunque solo el nombre cambie porque el es duro igual que todos nuestros encuentros, me hace suya  y así como lo  deseo, su polla no deja de follarme hasta dejarme exhausta.

Llega el punto en que no puedo mantener las piernas mucho tiempo elevadas, estoy agotada y el me coge el muslo ayudándome, su polla entra y sale sin control, me causa dolor y placer a la vez, no me  resisto y mi deseo es tan que termino eyaculando.

Es delicioso, increíble y  sucio, jamás me ha pasado, pero me ha encantado.

—Dios mío, pequeña.

Lo beso.

Que rico se ha sentido.

—Te amo, pequeña.

—Y yo a ti, Adonis.

























Adonis:

Me pierdo en ella mientras la veo descansar , acaricio su rostro y todo es tan perfecto hasta que Luna comienza a tener pesadillas.

No sé que hacer y ella misma se levanta, las lágrimas llenando sus mejillas.

—No… no de nuevo.

—Luna.. ¿Qué sucede? . —La preocupación me mata y ella no me contesta.

Luna no deja de llorar y se abraza a ella misma, yo termino por rodearla con mis brazos.

—Estoy aquí, pequeña .. estoy aquí, no iré a ninguna parte.

—Adonis, no puedo.. —Llora ella. —Mi bebé.. 

Tiene pesadillas por el aborto, se que eso debe ser traumático y yo..

—No pude salvarlo, Adonis..

—Pequeña…

—Perdóname por favor, debes odiarme mucho, puedes odiarme por no haberlo podido salvarlo.

—Te amo, pequeña.

Cometimos errores, ya no quiero pensar en eso, lo que sucedió me duele, joder, realmente me duele.. pero.

—No pude evitar que me llevara…

Ella aparta las manos de su rostro y sus mejillas están más rojizas de costumbre.

—No pude detenerlo, Adonis, perdóname por favor, el..

—Pequeña.. ¿De qué hablas?

Ella niega y las lágrimas siguen cayendo, el dolor me lo trasmite, pero yo termino igual que ella cuando me lo dice todo.

Papá. —Su voz se rompe. —Papá me obligó a abortar, Adonis.

Me quedo en shock.

—El me obligó a abortar a nuestro bebé.






Más allá de una miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora