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Luna:

Jamás he visto a papá así, sus ojos irradian enojo, tiene la mandíbula apretada y la vena apunto de estallar en su cuello.

—Papá, puedo explicar..

—No te molestes, Luna. —Me interrumpe. —No digas ni una sola palabra.

El cuerpo me tiembla, no es brusco al hablar, pero su tono es fuerte y autoritario, se que si esta manteniendo la calma es porque estamos en un lugar público y no necesita llevar a oídos de todo el mundo un escándalo que embarra su compañía.

—Quiero que bajes ahora mismo y subas al coche.

Mis ojos arden.

—Papá, por favor...

—¡¿Acaso no escuchas lo que te ordenado?!. —Me eleva la voz. —¡Quiero que bajes y subas al maldito coche, Luna!

Incluso aquí ha perdido la paciencia, esta muy enojado y yo aunque tengo miedo, hago lo que me dice mi padre.




























(*)



























Llegamos a casa prácticamente sin demorar nada, todo el tiempo a manejado enojado y sin mirarme , calmado podría decirse porque no a intentado ponerme la mano encima en el trascurso, sin embargo cuando llegamos a casa, me baja del coche tirando de mi y me hace ingresar a la casa.

Mamá está ahí y se acerca rápidamente a mi.

—¿Qué esta pasando, Christopher?

—Pasa que tu hija es una zorra.

El primer golpe llega y es una bofetada, con tanta ira y fuerza que hace sangrar mi labio y me hace caer al suelo, mamá grita y llega hasta mi.

—¡Dios mío, Christopher! ¡Por favor! 

Intenta calmar a papá y el la empuja.

—¡Salte de aquí o a ti también va a caerte!

Mis ojos se llenan de lágrimas. —No, por favor.. papá, no golpees a mamá , no la golpees.

Logro levantarme y el se detiene, en su lugar, me coge del brazo y me lleva con el al segundo piso, a mi habitación mientras mi mana grita detrás de mi y las personas de servicio tratan de calmarla.

—¡Que nadie suba o yo mismo acabaré con cualquiera!. —Ruge papá.

Me arroja sobre la cama y camina por la habitación mientras intento sentarme, el cuerpo me duele y ni ha iniciado.

—Papá..

—Me has faltado al respeto, eres una completa vergüenza, Luna.

La vista me arde

—Yo no te crié para que te comportara como una puta.

—¿En qué momento me has criado?

Papá luce molesto, pero no me detengo.

—Nunca estás en casa, tu y mamá..

—¿Es por eso que tienes en descaro de acostarte con mi mejor amigo? ¡¿Esa es la excusa que tienes!?

Mi cuerpo tiembla.

—¿Lo has hecho para enojarme? ¡ Eso has buscado, Luna! . —Me grita. —¡Te acuestas con Adonis para hacerme enojar pues me has hecho enojar más que nunca!

—No

Me pongo de pie y con los ojos llenos de lágrimas niego.

—No ha sido solo acostarme con el.
Papá luce pasmado.

—Lo quiero..

Mi voz se rompe y papá niega con la cabeza.

—Lo quiero, papá. Estoy enamorada de Adonis.

Veo las lágrimas en sus ojos. —¡Te lleva 25 años, Luna! ¡¿Qué tan cagado tienes el cerebro?!

Aprieto los labios.

—Lo quiero, yo...

El vuelve a golpearme y comienzo que llorar.

Mi temor vuelve cuando veo que baja las manos a su pantalón y se quita el cinturón, niego con la cabeza.

—Las manos a la pared como antes..

Los golpes regresan a mi mente.

—No papá, por favor

El no escucha, mis súplicas lo hacen enojar más.

—No me pegues, papá. —Sollozo . —Por favor, papá, no me pegues..

—¡Que te des la maldita vuelta, Luna!

Tira de mi y me lleva hasta una de las esquina de mi cuarto, me hace girar y mis manos tiemblan cuando las coloco sobre la fría pared.

Siento que rasga mi blusa y no puedo con lo que se que esta por venir.

Sucede, justo en mi espalda desnuda, me golpea con el filo de la correa, grito llena de dolor.

—Papá...

El vuelve a azotar la correa en mi espalda y yo lloro.

—Eres una puta, Luna.

Me ha golpeado antes, de la misma manera, pero nunca lo he sentido así, sin temor a pasarse y terminar acabando conmigo.

El solo esta poseído por la ira y me golpea como jamás lo había hecho.

—No, ya basta.. basta..

La correa me da otra vez y siento el ardor al cortar la piel de mi espalda.

Me golpea una vez más.

Y nada lo para.

Yo lloro, pero el sigue azotando mi espalda con ese filo, puedo sentir la sangre deslizandose por mi piel y bajando por toda mi espalda, siento que voy a desmayarme.

—Por favor, basta..

Me golpea de nuevo.

Ya no papá, ya no, ya no me pegues.—No reconozco ni mi propia voz.

Y entiendo que cuando más suplique, el seguirá golpeándose más fuerte.

Y más fuerte.

Me rindo y solo espero a que se canse, pero ni de eso logro darme cuenta porque pierdo el conocimiento antes de que culmine. 

Más allá de una miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora