~{Saku x Chiaki}~

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Yuri [X]

Yaoi [O]

Shoujo [X]

~{Visita a los Recuerdos}~

¿Cuánto había pasado desde la muerte de Chiaki Serizawa? No... eso realmente no le importaba. Saku Akechi estaba caminando hacia la tumba que ya conocía de memoria con un semblante más triste que serio. Simplemente parecía que ese día le había caído toda la falta que le hacía encima y por eso avanzaba con un paso pesado y sus bolsillos llenos de caramelos. Al llegar en lugar de sentarse en el suelo pasó a recostar su espalda contra la parte trasera de la lápida, estando detrás de la tumba. Justo ahí, los recuerdos comenzaron a fluír.

"¡Hey, tú, el del flequillo largo, ven aquí!"

¿Cómo podría olvidar aquella voz fuerte y animada que solía molestarle? Aquel tono que ahora era sólo un eco en su memoria solía alertar sus sentidos cuando aún era un joven estudiante. Cuando aún era un niño callado que parecía no saber hablar de otra cosa que no fueran libros de historia o estrategias del cubo de rubick, esa voz alertaba sus sentidos y le hacía darse cuenta de que, pese a estar encerrado en su mundo, estaba en un salón de clases lleno de puntos de vista que en el fondo quería conocer.

"¿Cuáles son las cosas que quieres ver?"

Sacó unos de los caramelos de su bolsillo. Era uno de uva, justo el sabor del que Chiaki solía quejarse, exageradamente diciendo que era el anticristo hecho dulce. Ese fué el dulce que le había regalado cuando le hizo dar cuenta de lo que quería ver realmente. Quería ver a las personas que lo rodeaban estando interesadas en lo que decía, quería tener una voz que fuese recordada por lo dicho luego de haberse expresado, quería transmitir el valor del pasado a través de sus palabras, quería dejar aquel bucle de amar y odiar a todos los demás por no poder comunicarles sus pensamientos... ¿Quién diría que una simple sugerencia de un apenas colega del momento le haría abrir sus ojos tanto con respecto a su futuro? Aunque sinceramente, en ese momento lo único que deseaba era que no doliera tanto extrañar su antiguo salón de clases.

"Hey, tú, el de la frente descubierta... ven aquí..."

Un viento frío soplaba por el cementerio. El cielo estaba nublado, tal como aquella vez que ambos tuvieron que quedarse hasta tarde en la dichosa sala de clases. Siempre se había preguntado en silencio si aquel chico sentía frío en la cara en el invierno, nunca supo la respuesta hasta mucho después, pero recibió una pista ese día. Ambos sentados en lados opuestos de un escritorio, centrados en un trabajo que ahora no recordaba, de la nada sintió como Chiaki tomaba su mano con la excusa de que tenía frío y que seguramente se concentraría mejor si tenía las manos más cálidas. En el momento parecía una excusa barata, no sabía si para tomarle de la mano o para descansar un poco del trabajo, pero ahora quería sentir esas manos frías de nuevo, aunque sea una última vez.

"¿Cuáles son las cosas que no quieres ver?"

En algún punto indefinido de sus vidas ya ambos caminaban juntos como amigos de toda la vida. Ya se había enterado de la frágil salud que poseía le chico de la frente descubierta, y aunque eso fuera un temor constantemente presente en el fondo de su mente, Saku intentaba no pensar en eso cunado estaban juntos. Las charlas sobre el futuro eran sorpresivamente frecuentes con él  ¿Acaso era su propia manera de lidiar con el temor por su vida? Repetía incesantemente que pase lo que pase cumpliría con sus sueño de ser un director de cine junto con su hermano pequeño, que viajaría por todo el mundo probando todo tipo de caramelos (exeptuando los de uva), y que definitivamente no desperdiciaría su vida.

Saku siempre se limitó a escucharlo con su clásica expresión neutra hasta el día que Chiaki se detuvo a media frase. Se paró en frente suya, le colocó el flequillo detrás de la oreja  y le preguntó sobre sus planes para el futuro. Tímidamente respondió que le había gustado la idea de estudiar pedagogía y convertirse en maestro de escuela y así recibió una sonrisa a cambio, la del joven diciendo que seguramene sería el mejor profesor del mundo.

"Eso te queda mucho mejor"

Inevitablemente las memorias fluyeron hasta el último día que pudo ver ese brillo esperanzador en esos ojos dorados como el futuro que había prometido falsamente esperarle. Aquel día habían estado media hora jugando con cubos de rubick, usando una tras otra las estrategias que se sabían de memoria por las tantas tardes en el mismo plan. Antes de entrar a la sala de cirugías de la cual no saldría conciente, Chiaki volvió a regalarle un "asqueroso" dulce de uva, volvió a  tomar su mano con la excusa de que hacía frío, y volvió a poner su flequillo detrás de su oreja para ver su expresión completa. Pronto llegaría el hermano pequeño de Chiaki a pasar el momento con ellos , pronto llegarían sus padres y el resto de su familia, pronto el mismo Chiaki tendría que irse a la sala de cirugías y...

"El tiempo que estuviste aquí realmente me encantó"

—¡...chi...! ¡...Maestro Akechi...!—una voz externa a sus pensamientos parecía llamarlo ¿era la voz de una chica? ¿estaba preocupada? ¿quién era? Poco a poco parecía volver a la realidad, estaba en el cementerio, tenía el rostro y los brazos recostados en sus rodillas y seguía recostado en la parte de atrás de la tumba de Chiaki Serizawa. Efectivamente, junto a él estaba una chica de preparatoria que le sacudía del hombro con una expresión angustiada. No era cualquier chica, era Miou Aida, una alumna suya de tercer año.—¡Maesto Akechi! ¿Está bien?

—¿Señorita Aida...? Lo lamento, creo que me quedé dormido, pero estoy bien.—habló aún con su tono cansado y algo confuso antes de estirarse. No lo notó, pero había dejado caer varios caramelos de sus bolsillos.

—Ah, qué bien...—dijo la joven, pero sin saber exactamente qué más decir, pues en el fondo sentía que talvez había interumpido algo.

—Yo... creo que ya debería irme.— se excusó, más apenado que incómodo, dejando únicamente en la parte delantera de la tumba unos cuantos caramelos de cereza, los favoritos del difunto.— Nos vemos, señorita Aida.

—Nos vemos, Maestro Akechi...

Y así Saku Akechi fué caminando a casa. Se sentía un poco más ligero, pero seguía pensando en su primer amor.

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Llegó la inspirasión con S y el 29 es e cumpleaños del sensei, ninguna otra razón para esto :^

Conclusión: Estamos Enamorados [Honeyworks One-shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora