~{Midori X Hiyori}~

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GL [X]

BL [X]

Shoujo [O]

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~{A Base de Guitarras}~

[Nota]: Aquí tenemos a Midori siendo dos años mayor que Hiyori.

"Por eso es que al final tuve que escribir esto, porque ya que estoy aquí no puedo dejarte sin saber lo mucho que me gustas.

Att: Hiyori Suzumi."

Los ojos del joven Midori Hamanaka se pasaban titubeantes por las últims letras de la carta arrugada en sus manos. La letra parecía estar hecha con prisa o nervios por las curvas en las líneas, pero esa letra ya la conocía muy bien. Una temperatura tibia se había adueñado de sus mejillas a la vez que sus manos temblaban, todo por la incredulidad y emoción que sentía. Poco a poco levantó la mirada del papel, topándose con la determinada y brillante mirada de una chica que conocía muy bien.

-¿Y bien? ¿Qué opinas?- exclamó ella.

Woah woah woah, vamos a retroceder un poco en el tiempo.

Antes de llegar a Tokio nuestro querido Midori vivía en un pueblo pequeño en una zona rural relativamente lejana a la ciudad de Osaka. Los días largos y pacíficos eran siempre completados por las horas de la tarde que pasaba frente al porche de su casa tocando la guitarra. Verse a sí mismo convirtiendo un intento de ruido torpe en una animada melodía era lo que hacía bueno a un día, y verse sin lograrlo le bajaba los ánimos hasta el siguiente amanecer. Era pacífico porque a nadie parecía importarle mucho lo que hacía hasta la llegada de una jovencita que parecía tener la energía de un caballo salvaje.

Apenas la joven escuchó esa melodía a medio hacer en medio de la calle la siguió hasta encontrar al autor. Sus ojos brillaron cuando le dijo que le encantaban las guitarras y su voz sonaba bastante alegre cuando dijo que su nombre era Hiyori Suzumi. Midori no lo sabía, pero cuando accedió a enseñarle algunas cosas básicas de su instrumento fue cuando comenzó su pequeña travesía juntos.

Día tras día se reunían en el porche de la familia Hamanaka a pasar de músicas simples a unas más complejas, y obviamente su amistad fue creciendo tanto como su talento ¿Cómo olvidar la vez que celebraron que Hiyori había ahorrado lo suficiente para comprar su propia guitarra? ¿O cuando ambos tuvieron qe aprender a remplazar cuerdas con tutoriales de internet en otro idioma? Incluiso los padres del joven llegaron a tomarle cariño a la chica y a su familia. En fin, una historia bastante bonita que ambos aún atesoran en sus mentes.

Pero claro, como era de esperarse de jóvenes de secundaria, las notas que tocaban en la guitarra también llegaron a resonar en sus corazones, pero más rápidamente en el de la pequeña Suzumi, quién al saber que Midori era dos años mayor que ella comenzó a llamarlo "maestro" en broma. Comenzó como una admiracón hacia el chico que hacía que tocar las cuerdas se viera más fácil de lo que era ¿cómo no podría admirar a laguien que tenía el talento que había deseado toda su vida y que estaba dispuesto a compartirlo? Claro, no se quedó ahí, pues de encuentro en encuentro forjaron una amistad a base de chistes internos e inofensivas jugarretas; Midori fastidiándola por ser una enana con manos torpes y Hiyori devolviendo el ataque al decir que era un viejo rabioso que siempre tenía parches pequeños de espadarapo en el rostro para disimular terriblemente el acné. "Somos como hermanos" respondía la chica a los demás chicos del pueblo que insistían que parecían una pareja, pero aunque logró convencer a algunos, no se pudo convencer a sí misma. De ahí una pequeña época de negación absoluta de sus crecientes sentimientos.

Conclusión: Estamos Enamorados [Honeyworks One-shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora