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꧁-𝙅𝙖𝙚𝙢𝙞𝙣-꧂

Esa noche volví a dormir como si nada, pero esta vez sin lágrimas en mis ojos, sin que la tristeza y la soledad estuvieran a mi lado. Además, esa noche ya no estaba solo, estaba con Jisung a mi lado. Esa noche ya no estaba triste, estaba feliz y más porque ahora podría tener un trabajo, podría mantenerme con vida, más bien, poder mantenernos con vida. Me giré hacia mi izquierda y con mis ojos entreabiertos mire como Jisung estaba a mi lado, durmiendo plácidamente y solo pude sonreír al verle, para luego girarme a ver el techo, volviendo a cerrar mis ojos. Sintiéndome orgulloso y feliz de mi por primera vez.

Entre mis sueños soñé con mi nuevo y primer trabajo, cómo sería mi experiencia dentro de ese recinto. Estaba feliz y solo quería que la otro día llegara para poder ir de una vez a ver al chico que me había entregado esa tarjeta y decirle que quería ese trabajo de una vez, que haría todo lo que él pida, para ser el mejor empleado de todos. Toda la noche soñé con eso, cómo sería estar dentro de ese club, como las personas me mirarían y cómo podría conocer personas nuevas.

Sé que dormí plácidamente, ya que no sentí nada a mi alrededor -solo fue como todas las noches anteriores, pero sin tener que reproducir mis tristes recuerdos para dormir-. La emocionante mañana había llegado y con ellas el ruido de alguien bebiendo por un sorbete y masticando -lo que creía que eran galletas, por lo ruidoso que sonaba-. Abrí mis ojos y le vi a mi lado y como comía de la cosas que les había dejado ayer, mientras miraba por la ventana. Sonreí al verle y me estire, para luego entarme y verle. Como aún no se daba cuenta que estaba despierto y mucho menos que le estaba mirando.

Me puse de pie y caminé hacia el baño, en donde me lavé el rostro y saqué el sudor de mi cuerpo. Entonces volví a observarme y mis costillas seguían allí, marcadas, las ojeras marcadas en mis ojos y mis pómulos igual de marcados. Solo sonreí con tristeza al ver mi miserable imagen y cambié mis ropas. Volviendo a donde Jisung y mirarle con una sonrisa.

-¡Buenos días Jisung-ah! -Salude amablemente y él giró su vista hacia mí, sonriéndome.

-Buenos días hyung -me respondió poniéndose de pie y quedar frente a mi-. Ayer mientras no estabas ordene y limpie un poco la casa, iba a hacer ramen, pero no había nada en la despensa, por lo que solo me acurruque y me dormí -me explicó y yo solo sonreí.

-Hoy iremos a comprar cosas para comer, un amigo me dio algo dinero y podremos comprar lo básico, además debo de buscar trabajo -volví a hablar amablemente y él asintió, sonriendo e inflando sus mejillas de forma tierna.

Solo le sonreí ante su acción y saqué en dinero de mis sucios jeans, volviendo hacia el menor, guardándolo en los nuevos y salir de casa de una vez. Comenzado a caminar calmadamente y en silencio, pensando en las cosas que debería de comprar para la casa por una semana, además de que sean sanas y alimenticias. Por otro lado, ambos íbamos mirando las calles y cómo estás cambiaban drásticamente del día a la noche. Como en el día se veía de forma tan normal, como todo era común y corriente ante los ojos de las personas. Pero al llegar la noche las calles cambiaban por completo y con ellas salían las personas a vender drogas, prostituirse y los clubes abrían y ofrecían sus servicios para complacer tus necesidades personales.

Sabía que yo a lo mejor sería otro de esos que tendría que ofrecer su cuerpo para poder sobrevivir, para poder tener dinero por mi cuenta y no depender del policía que era mi amigo. Por lo que, ya no tenía el derecho de juzgar a las personas de ese oficio o de las que vivían cerca mío y con las mismas condiciones, después de todo, estaban allí por necesidades iguales a las mías. Estaban allí para conseguir dinero y poder sobrevivir.

Al llegar al mercado, Jisung corrió en busca de un carro de compras y volviendo hacia a mi mientras empujaba de este, así luego ingresar a la tienda, en donde Jisung echaba en el carro las cosas más económicas que encontrábamos y que al menos sean suficientes para poder vivir por esos días. Al terminar las compras, sólo fuimos a pagar y la mujer de la caja solo nos dio una sonrisa incómoda, mientras pasaba cada una de las cosas frente al lector y de vez en cuando me miraba de pies a cabeza.

Hustler;;NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora