꧁17꧂

606 77 10
                                    

꧁-𝙅𝙖𝙚𝙢𝙞𝙣-꧂

Cuando llegue a casa Jisung estaba durmiendo plácidamente, aún con la toalla húmeda en su frente bajándole la fiebre. Le di un último vistazo desde la puerta de su habitación -la que antes era mía- y volví al salón antes de que fuera tarde y que la droga que había consumido haga efecto en mi asqueroso cuerpo, o antes antes que sea tarde y haga su efecto por completo. Sabía que, yo era alguien muy asociado a esos síntomas, sabía lo que hacían en las personas y como se llegaban a comportar estas cuando estaban bajo su efecto, pero jamás lo había experimentado, jamás había consumido y saber cómo en verdad de sentía, pero, creo que, ahora lo sé. Ahora, justo en estos momentos estaba sintiendo lo que era estar bajo esos efectos, como sentías que la dopamina aumentaba y te hacía sentir un placer latente en tu cuerpo. Como tu cuerpo ya no era tuyo, sino del placer que causaba esa sustancia química. Sentía el calor aumentar en mi cuerpo, como nuevos ruidos y sombras se hacían notar en la casa, pero solo cerré mis ojos ojos y fruncí mi ceño, tratando de ignorar esos ruidos con el poco lado consciente que poseía en esos momentos.

-Jaemin... Hijo ¿Donde estás? Mami trajo dulces nuevos -. Escuche la voz de mi madre desde la lejanía, pero solo subí mis manos a mis orejas y negué con mi cabeza. Sintiendo el latir de mi corazón cada vez más fuerte y veloz.

-No eres real. No lo eres -le respondí a esa voz, pero luego solo escuche una risa.

-Claro que soy real hijo mío. Como también se que es real que ahora tú eres igual que yo, que solo eres un asqueroso drogadicto como tú madre y tu padre. -Volvió a hablar la voz de mi madre para luego reír-. ¿Te das cuenta que siempre te conviertes en lo que más odias? Cuando pequeño decías que jamás mostrarías un rostro triste al mundo, que siempre ibas a iluminar el día de todos con tu sonrisa, pero luego caíste en la miseria y el mundo jamás pudo volver a ver tú sonrisa. Le prometiste a ese niño que está en tu cuarto que jamás serías un drogadicto, que jamás tocarías las drogas... Pero mírate ahora, tan drogado como para saber lo que es real o no... -La mujer volvió a reír y sentí una presencia frente a mí pero aún así no abrí mis ojos y tampoco quité las manos de mis oídos-. Eres tan iluso... Tan mentiroso... Tan sucio y corrupto como yo.

-No soy como tú... No soy como tú. Jamás seré tan asqueroso y repugnante como tú. -Me repetí constantemente, mientras negaba con mi cabeza desesperado ante sus palabras-. ¡Jamás seré como tú! ¡Jamás!

Alce mi voz y luego sentí las lágrimas bajar por mis mejillas, mientras aún negaba con mi cabeza y decía cada una de esas palabras en voz alta. Escuche la risa de esa mujer que era mi madre y como cada vez que yo alzaba mi voz ella reía más fuerte. Entonces allí supe que la única forma de enfrentarla podría ser abriendo mis ojos y ver la realidad en la que ahora estaba metido, esa realidad en donde ese placentero, pero paranoico polvillo blanco me había sumido.

Abrí mis ojos, los cuales estaban llenos de lágrimas y miré en dirección en donde había una sombra, con ojos en forma de "x" y una sonrisa. Entonces sólo alce más mi voz:

-¡Jamás seré como tú! ¡Y no eres real! ¡Jamás voy a caer tan sucia y bajamente como tú! ¡Por qué yo jamás voy a destruir la vida de otros para ser feliz! ¡Podré consumir, pero jamás dejaré que las drogas me dominen por completo! -Terminé de gritar, pero esa sombra volvió a reír tan fuerte y ruidosamente como antes.

-Jaemin, querido hijo... Jamás prometas algo que sabes que igualmente serás, porque tienes mi rostro, tienes mi marca en ti... En algún punto de tu vida serás igual que yo, una asquerosidad de persona que le ha fallado a todos.

Terminó de decir esa voz y yo solo grite y lloré más fuerte, comenzado a querer arrancarme ese rostro y la piel de mis brazos, dejando la marcas rojas de mis uñas en ella. Seguí gritando hasta que sentí unos delgados brazos rodear mi cuerpo y como me decían al oído que todo estaba bien y que debía calmarme. Que no había nadie allí más que nosotros dos.

Hustler;;NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora