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꧁-𝙅𝙚𝙣𝙤-꧂

Ellos seguían negociando y yo, en cambio, solo les escuchaba en silencio mientras situaba toda mi atención en el lago, reflexionando sobre mi vida y mis acciones, reflexionando cómo me había vuelto a meter en todo en ese mundo de negocios solo con venderle drogas a ese hombre que suponía ser mi padre. Aún viendo de vez en cuando sus reflejos en el, escuchaba como hablaban de la enorme cantidad de drogas que había pedido y que estas eran más costosas que las anteriores. Además de que Yukhei pedía una explicación de la forma en cómo utilizaría todas esas pastillas y polvillos.

-¿Por qué no le preguntas a Jeno? El sabe mucho sobre cómo utilizo esto, hasta él se entretuvo con ellas -le habló con esa sonrisa ladina y juguetona, esa sonrisa que era igual a la del diablo.

Vi como Yukhei solo frunció su ceño y como luego hacía sonar su lengua contra su paladar, y como maldecía por lo bajo. Peinando su cabello hacia atrás con desesperó. Dejé de mirar el lago y volví a caminar hacia ellos, poniéndome en medio de ambos y volver a mirar a mi padre a los ojos, frunciendo mi ceño y mirarlo con odio.

-Lo que pasó esa noche fue un error. Sabes que jamás fui yo y jamás me volverás a ver de esa forma. Porque no voy a volver a convertirme en un drogadicto solo para verte ganar y tener el control de mi otra vez. Además sabes que te podría demandar por todo lo que vi esa noche allí dentro. -Le enfrente, mirándolo directamente a los ojos y formando dos puños con las manos, haciendo que los nudillos se marcarán bajo la piel por la presión-. Solo entregamos el dinero y nos iremos, además de hacernos el favor y no volver a contactarnos nunca más.

Le terminé de decir, para luego solo verle firmar un cheque y entregármelo. Mirándome con una sonrisa y negando con su cabeza.

-Nunca digas nunca, hijo mío. Nunca sabes cuando llegarás a volver a consumir. Porque eres frágil y siempre que algo impactante ocurra en tu vida vuelves a caer como el jodido drogadicto que eres.

Terminó de decir y alejarse de nosotros, caminando a esa casa en donde había otra de sus reuniones y con gente igual de repugnante que el. Me giré a ver a Yukhei y él seguía en la misma posición de antes, frustrado y mirando el piso con odio, mientras apretaba su puños. Me acerqué a él, pero él, en cambio, solo me alejó y caminó hacia el vehículo, sacando un cigarrillo de sus bolsillos traseros y comenzar a fumarlo, mientras miraba al lago. Caminé de nuevo hacia él, pero en cambio sólo seguí de largo, no me detuve a fumar con él y tampoco a esperar dentro del vehículo a que él se calmara. Solo pase a su lado, ignorándolo y entendiendo que le había vuelto a fallar al descubrir que en verdad, sí me había dejado llevar por las palabras de mi padre -cuando en verdad ya lo sabía, pero ahora lo tenía confirmado-. Comencé a caminar por la orilla de esa carretera, mirando como está estaba, mientras sentía el viento de los pocos vehículos chocaba contra mi rostro.

Estuve caminando alrededor de dos horas hasta llegar a la ciudad y cabe decir que, en todo ese lapso de tiempo jamás vi el coche de Yukhei pasar -o a lo mejor si lo hizo, pero yo solo lo ignoré porque estaba sumido en mi mundo-. Saqué mi billetera, con la intención de contar los pocos billetes y monedas que tenía, para luego pedir un taxi al único lugar que podía huir en esos momentos, a ese lugar en donde toda mi historia había comenzado.

-Al club "Salvatore" por favor.

Ordene al taxista y este solo asintió, presionando el taxímetro y comenzar a conducir en esa dirección. Apoye mi cabeza en la ventana, mirando esas calles, sintiendo los nervios retorcerse y temblar luego de haber caminado por dos horas, sin descanso alguno. Veía las personas pasar bajo la ligera luz del atardecer, como algunas reían viendo sus teléfonos o, como otras solo le sonreían a otros. Veía las parejas pasar y como se sonreían con esa típica sonrisa de enamorados y se decían las típicas cosas que dices cuando estás cegado por el amor.

Hustler;;NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora