꧁-𝙅𝙚𝙣𝙤-꧂
Hay cosas que, de cierto modo, logran perturbar nuestra mente y ella solo responde a esas acciones bloqueándolas y que jamás podamos recordarlas por lo "traumantes" que las llega a considerar. Pero este no era mi caso, o al menos, eso creía. De cierto modo, cada vez que me paraba frente a la ventana de mi cuarto los recuerdos venían a mi mente, especialmente los recuerdos en donde mi padre y yo nos solíamos llevar "bien" y además donde él aún no era considerado uno de los empresarios más importantes de Corea y donde aún no se convertía en la basura que es ahora.
Primero. Recuerdo que jamás conocí a mi madre y cuando preguntaba por ella, él sólo me decía que estaba afuera, en algún rincón de la ciudad drogándose luego de haberme abandonado en su puerta. Sabía que, quizás, ni siquiera ese hombre que se hacía llamar Lee Donghae, podría ser mi verdadero padre, pero yo era inocente e iluso, y le llamé padre hasta mi adolescencia. En donde, descubrí que lo que me daba no era, ni por lo más mínimo, el cariño fraternal que podría necesitar un joven a esa edad, y que sólo intentaba llenar el vacío que había en mi con objetos tecnológicos recién salidos, o con tan solo cinco días desde su fecha de lanzamiento.
Recuerdo que, cuando descubrir eso, solo comencé a pedirle dinero y mis calificaciones en la escuela comenzaron a bajar, mientras mi rango de amistades aumentaba, solo me rodeaba de personas igual de rotas y vacías que yo, incluso peores. Alguno de esos chicos era Ten y Yukhei, nos conocimos comprando droga por primera vez, yo le compré a ambos porque ellos no tenían con qué pagarla y con lo poco que sabía de ese mundo, luego de una breve investigación -porque siempre me dedicaba a investigar todo-, sabía que deberle a alguno de esos vendedores no era lo mejor y menos cuando cobran intereses por los días que llevas sin pagar. Cuando les pague, ambos me agradecieron y caminamos a uno de los pequeños parques que había en el sector y comenzamos a consumir allí y de paso, profundizando nuestra repentina amistad.
Esa fue mi primera vez consumiendo marihuana, lo cual fue gran notorio para ellos, porque no sabía mantener el humo y hacerlo llegar de a poco en mis pulmones, «¿Jamás has fumando?» fue lo que me preguntaron y yo solo asentí y lo volví a intentar repetidas veces hasta lograr hacerlo bien, porque, simplemente, no iba a dejar que un simple rollo de papel con marihuana en su interior me ganara.
Luego de eso vinieron muchas más junto a ellos, o otras tan solo con Ten, quien me hizo probar más cosas que tan solo marihuana, y debía de admitir que aquello me gustó, me gustó probar cosas nuevas y fuera de lo monótono de todos los días (de solo ir a un parque y sentarnos a fumar como condenados). Cuando Yukhei supo que ya no éramos igual a él y que consumíamos otras cosas, él solo se alejó de nosotros. Haciendo que Ten pase a ser mi mejor amigo y mejor compañero para consumir. Cada vez aumentábamos más en calidad de drogas y yo, junto a ellas llenaba el vacío de mi interior, pero tristemente cada vez la necesidad de consumir más y más era necesaria, y más cuando los problemas a mi alrededor aumentaban y llega a ver cosas que no creía que sucedían en este país.
Segundo. Recuerdo que mi padre había logrado tener el poder que siempre deseó y junto a ese poder un nuevo mundo se abrió a sus ojos, un mundo tan oscuro y lleno de juegos sucios. Un mundo en donde la lujuria y pecado eran las fuerzas vitales para mantenerlo vivo. En cada una de las reuniones, en donde ese mundo se abría ante mis ojos y los de mi padre. Veía cosas que no creía que eran posibles y que no existían en Corea, pero que sí lo hacían y ocurrían sólo entre personas de altas élites. En una de esas noches, la reunión era organizada en nuestra casa y mi padre no tardó en contratar cada una de las cosas que habitualmente formaban parte de esas reuniones llenas de lujuria. Esa noche vi llegar a traficantes, prostitutas y niños ofreciendo sus servicios con tal de pagar por el placer que te iban a conceder. Vi personas mirando con deseo a otras, como si se las fueran a comer vivas. Vi como tenían sexo, sin pudor alguno frente a todos y como todos solo lo miraban como si aquello tan íntimo, fuera normal hacerlo frente a todos.
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Hustler;;Nomin
أدب الهواةAmbos éramos malos para el uno y el otro, decían que no debíamos de conocernos. Pero aquí estábamos viéndonos rostro a rostro. Nuestras respiraciones chocando. Sintiéndonos en el cielo cuando realmente estábamos en el infierno, ardiendo como los dos...