꧁-𝙅𝙖𝙚𝙢𝙞𝙣-꧂
Sabía que había quedado, eso era lo que Ten me había dicho apenas me baje del escenario, abrazándome y susurrándome al oído lo orgulloso que estaba de mi al verme bailar de aquella manera tan artística y limpia. YongSun también se había acercado a mí y decirme que lo había hecho de maravilla que era su mejor alumno luego de Ten. Pero, seriamente, no me importaban sus palabras y lo mucho que me dijeran que lo había hecho de maravilla, mis ojos aún seguían mirando a ese joven hombre, tan masculino y ardiente. Con ese traje que se notaba que estaba hecho a su medida, solo por la forma en como destacaba sus musculosas piernas y ancha espalda, pero pese a tener un gran cuerpo, que parecía ser esculpido por los dioses. Yo no podía dejar de mirar su rostro, con ese semblante serio y frío. Ese rostro tan tentador, pero con la palabra peligro escrita con negritas en el. Sin embargo, yo seguí mirándolo, como si fuera mi dios y yo su mejor discípulo. Solo pude seguir mirándolo, tratando de mantener ese rostro en mi mente y añorarlo, por qué estaba seguro que, jamás en todo lo que iba a trabajar allí, vería a un hombre tan guapo y masculino en ese lugar, a un hombre que con tan solo estar allí me hacía perder los estribos.
-Deja de mirarlo. No debes acercarte a él -Susurró a mis espaldas Taeyong, mientras miraba mal al chico-. Jamás debes acercarte a él, solo saldrás perjudicado y hecho pedazos.
Me volvió a susurrar, para luego tomar a Ten de la muñeca y llevárselo lejos de mi. Dejándome a solas con la mujer que fue mi maestra todo ese tiempo y con ese chico mirando como Ten desapercia.
-Estoy orgullosa de ti, te dije que ibas a brillar como un ángel, que todos quedaríamos embobados contigo... Pero es una lástima que no nos podamos volver a ver luego de esta noche -Dijo aquello último con un rostro apenado y mirando aún el antifaz que estaba en mi rostro.
-¿Cómo es que no nos volveremos a ver? Aún hay muchas cosas que debes enseñarme, muchas cosas que debemos de perfeccionar -le hablé rápido, debido a lo exaltado que estaba, pero ella solo negó con su cabeza y rió. Alzando una de sus manos y comenzar a acariciar mi rostro.
-De eso se encargará Ten ahora, te enseñará otros dos tipos de baile. De los cuales, se que lo harás excelente en ambos. -Me explico aún acariciando mi rostro, mientras yo posaba mis ojos otra vez en el misterioso hombre, pero ya no estaba dentro del club. Se había ido-. Te dije que íbamos a convertir en un ángel Jaemin, jamás dudes de mis palabras o de las de Taeyong, ambos siempre vamos a querer lo mejor para ti.
Me terminó de decir, casi sonando lo último como una advertencia. Le sentí dejar de acariciar mi mejilla, y ahora, dejar un beso en ella y marcharse de ese club sin antes susurrar algo al oído de mi jefe y este solo asentir con su rostro más serio que antes.
Pero, a pesar de eso, caminé hacia los camarines, ignorando a mi jefe y a Ten. Al llegar, solo me quite ese antifaz y lo volví a poner en su lugar con cuidado. Tomé un poco de desmaquillante que había en el escritorio y comencé a pasarlo con un algodón por mi rostro, sacando todo rastro de ese maquillaje dorado y brillantina. Volviendo a ser el chico que era. Volviendo a ser el Jaemin que nadie conocía y no generaba nada en los cuerpos de las personas; simplemente en ser el Jaemin que nadie espera nada de él y se lamenta todas las noches de la historia de su vida -por qué si, aún me lamentaba de la triste historia de mi vida-.
Al terminar, solo tomé mis cosas y las guardé en mi bolso, el cual, cuando tuve todo en su interior, lo tomé y salí de allí, sin mirar hacia atrás y tampoco en prestar atención en las personas que pasaban a mi lado en las solitarias calles. Solo salí rápido de allí, con el rostro de ese chico en mi mente y con el de Jisung, quien me preocupaba más en esos momentos, que el misterioso hombre.
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Hustler;;Nomin
FanfictionAmbos éramos malos para el uno y el otro, decían que no debíamos de conocernos. Pero aquí estábamos viéndonos rostro a rostro. Nuestras respiraciones chocando. Sintiéndonos en el cielo cuando realmente estábamos en el infierno, ardiendo como los dos...