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꧁-𝙅𝙚𝙣𝙤-꧂

Hace dos semanas había confirmado que Jaemin era un drogadicto al igual que yo. Hace una semana los síntomas de la abstinencia habían comenzado a ser notorios, tanto que debía tener un ojo encima de él; verificar que no atentara contra su vida, que no vuelva a consumir y que no le pida drogas a algún hombre en el club. Lo estaba cuidando, desde una semana que lo estaba haciendo, pero mi corazón se oprimía cuando le veía tener ataques de rabia, cuando se encerraba a llorar en el cuarto o cuando le gritaba a todo el mundo en la casa. Y cada vez el pecho me dolía más cuando veía a Jisung, como le miraba con sus ojos llenos de lágrimas y como se notaba que solo quería abrazarle, decirle que iba a estar bien, que era por su bien. Pero ese joven jamás se acercaba, solo veía como su hyung favorito gritaba hasta llorar, o hasta que su garganta no diera más. Le veía golpear las cosas, lanzarlas o ver cómo su cuerpo temblaba. Pero tristemente todo era parte de la abstinencia.

Aún así, por mi lado, me sacrificaba en darle lo mejor, en estar a su lado en todo momento y también amarlo de la forma en que una pareja debía de amar y apoyar a su amado. Pero todo esto se dificulta las tardes en las que debo salir a vender y Jaemin estaba teniendo sus ataques, sus gritos y a veces sus golpes hacia mi. Allí es donde solo le dejaba solo en la habitación -obviamente sin ningún objeto punzante a su lado-. Sabía que hacer aquello estaba mal y más cuando Jaemin además de tener el apoyo de todos en la casa también lo debía de tener de un especialista, o de un grupo de drogadictos anónimos, pero estos últimos eran muy raros de encontrar en Corea, en donde las drogas están prohibidas.

Sabía que en algún punto debería buscar otro trabajo, que debía buscar algo que me diera más dinero y con él ayudar a Jaemin, hacerle dejar ese trabajo el cual se notaba que amaba tanto, pero... «¿No sería mejor dejarlo y así volver a ser sobrio por completo?» Era la pregunta que siempre cruzaba por mi mente y cada vez cuando Jaemin gritaba que le dejaba solo otro día más, que no le amaba y que no hacía ningún solo esfuerzo para estar a su lado.

Mire al chico que ahora estaba a mi lado, durmiendo plácidamente con los rastros de lágrimas por sus mejillas, haciéndome recordar al otro ataque de abstinencia que había tenido apenas llegué del club. Mire sus largas pestañas, sus finos labios, rostro delgado y nariz pequeña. Me dediqué a mirar cada bello y minúsculo detalle de su rostro, para luego besar sus labios y dormir abrazado de su cuerpo, rezando a que, cuando despierte en la mañana me viera a su lado y que se de cuenta que en sí lo amo, que estaré siempre a su lado.

Mis sueños a su lado no eran gran cosa, solo eran pequeños fragmentos de mi pasado y de cosas que hubiera deseado que fueran de manera distinta, pero las acciones ya habían sido tomadas. A veces soñaba con mi padre, quien en algún punto fue mi ejemplo a seguir, luego con mi madre, quien dejó a mi padre al año y medio después de que yo naciera, la razón, jamás la supe. Pero hoy, extrañamente fue un sueño diferente, más bien extraño y triste.

Estábamos en esa casa, rodeados de esos árboles -ahora florecidos-, pero las luces estaban apagadas y con ellas las de la casa. Sentí mis pies arrastrarse por el suelo hasta entrar en esa puerta, pero al entrar por ella mi cuerpo fue trasladado al club, en donde estaba en la entrada del camerino de Jaemin, escuchando jadeos y gemidos en su interior.

Asustado, sentí mis sudorosas manos tomar el pomo y como luego empujaba la puerta, pero cuando apenas iba a pasar. Desperté, dejando como última visión el rostro de Jaemin gimiendo contra la pared al lado de la puerta.

Sentí mi respiración descontrolada, cómo el sudor bajaba de mi cabeza hasta mi cuello y luego por mi espalda. Sentí el cuerpo de Jaemin removerse bajo las sábanas y como me daba la espalda, alejándose de mi. Solo fui capaz de mirarle por un segundo y luego ponerme de pie e ir al baño, en donde tomé una ducha y luego bajé a la cocina a hacerme un café, pero para mi sorpresa Renjun estaba allí, sentado en el sofá bebiendo una taza de té.

Hustler;;NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora