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꧁-𝙅𝙖𝙚𝙢𝙞𝙣-꧂

Camino a la casa del padre de Jeno no hablamos grandes cosas, más bien, todo el viaje se trató de Jeno advirtiéndome de lo que debía o no hacer. «Si supiera que solo iba a bailar allí y me iba a ir. Si supiera que solo iba hacerlo para demostrar que podía confiar en mí y que no me pasaría nada». Me dije un tanto molesto ante sus palabras, pero yo aun así solo era capaz de escuchar cada una de las cosas que me decía y le hacía entender que sabía su preocupación y que no haría nada.

Vi cómo ahora giraba el manubrio y como con el girábamos hacia otro camino con árboles, el cual no se componía más de una cuadra de ellos. Cuando dejamos los árboles atrás, vi cómo nos acercábamos a un lago y como luego el vehículo de detenía a pocos metros de este y Jeno me miraba preocupado.

-Hemos llegado...

Hablo de forma baja y lenta, mientras miraba cada rincón de mi rostro con miedo y posible nerviosismo. Y yo, al ver esas expresiones en su rostro, le tomé de las manos y luego las subí a sus mejillas, en donde le hice mirarme a los ojos y le di una sonrisa, tratando de transmitirle con la mirada que nada me pasaría, que saldría sano y salvo de esa casa. Pero lamentablemente somos unos simples humanos y no somos capaces de leer la mente de las personas.

-Te prometo que no haré nada que ponga mi vida en peligro. Que no dire nada y aceptaré nada, solo me concentrare en bailar y luego retírame de allí.

Hablé y él solo fue capaz de negar con su cabeza, cerrar sus ojos y suspirar. Para luego volver a abrirlos y abrazarme fuertemente, haciéndome sentir querido y a la vez asfixiado.

-Solo cuídate Jae... No me prometas cosas. Solo hazlo por ti, cuídate por ti. Yo te advertí, ahora solo va en ti si me haces caso o no.

Me respondió y luego se bajó del vehículo, dejándome solo en el, para el paso de unos segundos, bajarme yo también y ver cómo ahora Jeno estaba fumando un cigarrillo mientras sacaba una bolsa negra abultada. Le dejé estar en lo suyo, mientras yo caminaba hacia el lago y miraba mi reflejo en él y como, ahora lucía totalmente diferente al Jaemin que alguna vez fui, ahora era casi, el Jaemin que juré no ser. «A lo mejor por eso no le gustan las promesas o los juramentos, quizás sabe que solo son palabras que juramos por miedo de convertirnos en unos verdaderos monstruos». Me dije y dejé de mirarme, volteando a verle, y como ahora miraba en dirección de esa casa que tenía vehículos estacionados afuera. Le vi hacerme un gesto con los dedos para que le siguiera y yo lo hice.

Sin embargo, con cada paso que dábamos a esa casa, sentía como mi pulso se aceleraba y como la presión sanguínea también lo hacía. Sentí como mi mundo se tornaba lento al llegar cerca de la entrada principal y como Jeno me giraba rápidamente y me volvía a abrazar, ahora más profundo y duradero que antes.

-Te amo.

Me habló bajamente en el oído y yo solo le miré a los ojos y le dije:

-Yo también te amo.

Para luego solamente besar sus labios y al separarme darle una sonrisa y yo entrar primero que él. Le escuché hablarle a los guardias y como ingresaba luego de mi y me sujetaba ligeramente por la espalda. Comencé a caminar a su lado, siguiendo sus pasos hasta un sofá, en donde allí estaba ese hombre junto a dos jóvenes semidesnudos a su lado.

"Veras niños y adolescentes drogados y fuera de sus sentidos".

Recordé lo que me había dicho Jeno en el camino y solo evité mi mirada sobre ellos y sobre todo lo que estuviera relacionado con cada una de las advertencias de Jeno. Pero pese a que trate de evitarlo, me fue imposible no entrometer mis cinco sentidos en lo que mi pareja y su padre estaban hablando, que no era más que Jeno con su ceño fruncido y lanzándole la bolsa negra a ese hombre, quien al apenas tenerla en sus manos la abrió y sacó un paquete con pastillas blancas, tomando tres de ellas y darle una cada uno de los jóvenes a su lado y luego una para él, mientras me miraba con una sonrisa en sus labios.

Hustler;;NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora