Brandon llegó un poco más tarde de lo usual a la playa al día siguiente, pues ese día había amanecido nublado, era una de las variables de vivir en esa ciudad, incluso en verano un día de invierno podía llegar de la nada cubriendo el cielo de gris. Pensó en solamente quedarse en la arena leyendo un libro, y aunque no era que fuera muy fanático de leer, no quería quedarse en casa solo, su madre había salido con un par de amigas y su hermano casi vivía en la casa de su novia.
Brandon se acercó a la arena y se sentó al ver que no había casi nadie en el lugar, lugar que el día anterior se había llenado cuando él se retiró de la playa. Miró hacia todos lados mientras se desabotonaba su chaqueta y aunque el día parecía que traería lluvias, ahí también estaba él, el chico de la roca, Wilmer estaba nuevamente sobre la gran roca escuchando música mientras no despegaba sus ojos del horizonte frente a él.
¿Estará bien? Se preguntó Brandon con respecto a las heridas que se había hecho el día anterior.
Brandon había conocido a Wilmer hace cuatro años en una sala de espera en el hospital, pero aun en ese entonces cuando el pelinegro lloraba, Brandon solo se limitó a observar, hubo un tiempo en que se deprimió por no haber ido a preguntarle cómo estaba, y ahora que tenía la oportunidad de hacerlo quizás podría enmendar lo de hace cuatro años, Brandon tenían un corazón suave y amable, pero no era como que no pudiera dormir por aquello, solamente había recordado hace poco aquel suceso, pero de alguna forma no se le iba de la cabeza, así que decidió acercarse y hablarle.
—¿A dónde vas guapo?
Brandon rápidamente se giró luego de ponerse de pie antes de siquiera alejarse demasiado de su lugar y vio que León se aceraba a él. Un joven de cabello rubio estilizado, ojos azules y aretes en sus orejas, además de vestir algo elegante para la playa.
—¿Qué haces acá? —preguntó Brandon sonriente.
—Fui a tu casa y no había nadie, ademas no contestas el celular, así que llamé a Matías, me dijo que lo más probable estarías acá, y pues te conoce bien. —agregó el joven acercándose a Brandon y besándolo en los labios suavemente recibiendo una respuesta intuitiva del castaño.
—¿Cómo esta tu prima? —preguntó Brandon de repente.
—¿Mi prima? —soltó algo perdido León para luego recordar rápidamente cambiando su semblante a uno más astuto. —¡Si! Si, está bien, dicen que se recuperara pronto, o al menos eso esperamos.
—Me alegro. —contestó Brandon.
—A todo esto, estuve pesando sobre los fuegos artificiales de fin de mes...
—¿Por qué todos están pendientes de eso? Ya falta mucho aun...
—Si, pero como a ti no te gustan pensé en ir con unos amigos, espero no te moleste... —agregó el guapo joven de ojos azules algo preocupado que Brandon se molestara.
—¿Por qué me molestaría? Está bien, sabes que yo no aguanto los ruidos fuertes. —agregó Brandon abotonándose su chaqueta marrón pues la brisa marina estaba algo helada.
Fue un alivio realmente, Brandon no quería escuchar toda una tarde a León quejándose sobre como hubiera deseado haber ido a ver los fuegos artificiales al paseo costero y no desde un balcón de un departamento. A diferencia de Brandon, León era mucho más gruñón y a veces algo exasperante cuando las cosas no salían como él quería, quizá porque siempre tuvo todo lo que quiso con solo desearlo, inclusive a Brandon.
—¿Nos vamos? —preguntó León.
—Acabo de llegar... —respondió Brandon algo aversivo ante la pregunta de su novio.
—Pero tu departamento está solo...—respondió el guapo novio de Brandon aludiendo a las posibilidades de pasar un buen rato.
Brandon soltó una risa y lo besó rápidamente sintiendo también la anticipación de llegar a esa habitación. Brandon sentía algo por el chico, pero no lograba diferenciar si era amor, atracción física o quizás solo costumbre y comodidad.
Wilmer vio a los dos chicos besándose y luego irse de la playa. Reconoció al castaño del día anterior y luego volvió a su música. Estaba acostumbrado a que todos a su alrededor se relacionaran tan naturalmente, aunque realmente no se le hacía extraño, los humanos estaban hechos para relacionarse, lo que sí se le hacía algo extraño, era que para él todo se redujera a esa roca, esos dos meses que restaban de vacaciones y mirar el cielo que ahora era gris, pero aun así era igual de hermoso.
Pasaron un par de horas, pasado las cinco de la tarde y Wilmer bajó a la arena caminando con destino al bus para regresar a su casa cuando vio algo tirado en la arena. Al cercarse notó que era una billetera, al abrirla vio varias tarjetas y un par de pequeñas fotos.
—Brandon Canales. —dijo el pelinegro al leer la identificación y reconocer que era el chico castaño.
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Sí o sí te atraparé!
Teen Fiction「Terminada」El primer verano luego de graduarse de la preparatoria había llegado, y él solo miraba el cielo, o quizás mas allá. Estaba sobre ese roquerío en la playa, no buscaba broncearse, solo calidez y libertad, pensaba que era el único, pero en r...