21

1.2K 250 107
                                    

El día siguiente llegó despertando a Wilmer con un mensaje a las ocho de la mañana, Brandon estaba bien, e inclusive hizo una broma de su cabello nuevamente, le dijo que lo vería esa tarde, y Wilmer se sintió aliviado y lleno de emoción, tanto así, que no se dio cuenta cuando llegaron las seis de la tarde y recibió otro mensaje de Brandon diciéndole que lo esperaría donde siempre, en aquella banca afuera a de la playa, Wilmer sabia cual.

El pelinegro abrió su closet y vio que ponerse, era la primera vez en que realmente quería verse bien. Tomó una polera veraniega y una chaqueta estilo americana de color azul y mangas blancas con jeans ajustados, y las mismas zapatillas de siempre, esas Nike de estilo air Jordan, la única cosa que tenia de marca entre todas sus cosas. Se recogió el cabello con su liga como solía hacerlo, como un cintillo y luego salió de su habitación.

—Mierda...—dijo en el pasillo devolviéndose a su cuarto para echarse un poco de perfume encima y corriendo al baño a revisar en el gabinete donde encontró un pequeño sobre de plástico el cual puso en su bolsillo.

—¿Todo bien? —preguntó su padre en el comedor quien estaba arreglando unas cosas de su maletín del taller.

—¡Si! —gritó Wilmer para finalmente salir del baño.

—¿Ya vas saliendo? —preguntó su padre.

—Si, no sé a qué hora llegaré. —respondió Wilmer revisando la hora en su celular para luego ver que su padre también saldría. —¿Iras a ver los fuegos artificiales? —preguntó Wilmer.

—No, iré al billar...

Wilmer temió que volviera a beber.

—Tranquilo, no beberé el exceso. —respondió su padre. —Ya vete, se te hará tarde, sobre la mesa esta mi billetera, saca algo de dinero...

El joven asintió, saco un par de billetes y salió en busca del bus que lo dejaría cerca de la playa. Se sentó en los últimos asientos al ver que el bus iba casi lleno en el frente, y recibió un mensaje de Brandon.

—"¿Donde estas?" —preguntaba.

—"En camino." —respondió Wilmer.

Si bien estaba ansioso por ver los fuegos artificiales junto a Brandon, su estómago tenía un nudo al tener que preguntarle a Brandon que era todo eso, aquello que tenían, aquello que habían estado haciendo, porque ya no aguantaba, debía preguntarle y lo haría esta tarde.

—¿Va a venir? —preguntó Loreto mientras comía una manzana acaramelada. —Me encanta esto...—dijo enrolando los ojos de la emoción al morder su manzana.

—Si, ya viene en camino...—agregó Brandon mirando hacia todos lados entre la gran cantidad de gente que se había ubicado en el borde costero de Valparaíso.

—¿A quién buscas? —preguntó Sebastián con las manos en los bolsillos ya que la noche era algo helada.

—No quiero toparme con León...—agregó Brandon.

—Brandon, deja de pensar en ese idiota... —gruño Loreto. —Y decídete.

—Yo estoy decidido. —respondió firme Brandon. —Solo no quiero que sea incómodo para Wilmer, el conoce a León y...

—Oh dios...—soltó la chica. —¿No lo sabe? ¿No se lo dijiste?

—No tuve tiempo. —respondió el castaño.

—¿Como que no? Pasó más de una semana...—respondió Loreto lamiendo sus dedos con caramelo pues la manzana chorreaba algo.

—El tuvo unos problemas y no quise sacar el tema, y después fue lo de mi cabeza y pues no hubo tiempo.

Sí o sí te atraparé!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora