Capitulo 12

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Desperté en una cama desconocida con un terrible dolor de cabeza y apenas recuerdo lo que paso ayer, se que creí ver a mi padre y y después fui por una botella de whisky, pero a partir de que abrí la botella no recuerdo nada.
La puerta de la habitación se abrió y con ella paso una Car histérica con un Calvin tranquilizador.
- Pero que rayos te pasa mujer, ¿no sabes el daño que el alcohol le da a tu rendimiento en el entrenamiento?- los gritos de Car me molestaba.
- No grites duele- dije.
- Me vale que duela, metete a bañar y nos vemos en cinco minutos para el desayuno- dijo y salió de la habitación con Calvin, así que me metí al baño, y recordé de quien era esa casa, era de Calvin, seguro me encontró y me trajo a su casa.
El baño fue corto, pero renovador y en cinco minutos estaba en el comedor para desayunar con Car y con Calvin.
Nadie hizo ningún comentario acerca de mi resaca y mi borrachera en todo el desayuno y les agradecí mucho eso.
Al llegar el entrenamiento corrimos, luchamos, disparamos y todas esas cosas que hacemos y lo único en lo que pensaba era en mi padre, no hay una explicación para que ese señor se parezca tanto a mi padre Robert Robinson. Como mi padre bien decía 'La coincidencia quiere quedarse como coincidencia para que no sea acusada de error, pero la verdad sobre la coincidencia es que no existe, todo pasa por una u otra cosa. Que el cerebro no se explique que es, eso es otra cosa'.
Esa frase me remonta a esos días de antaño cuando mi padre y yo pasábamos las tardes pensando y hablando de cosas después de ir a las cosechas. Lo extraño con toda mi cuerpo y alma. Si en este momento alguien me dice que me cumple un deseo es el traer a mi padre conmigo y hacer que se quede conmigo por el resto de mi vida.
Casi la mitad de mi vida viví sin una figura paterna y mi mamá fue papá y mamá para mi.
Saque el carácter de mi papá, pero la gente me dice que soy idéntica a mi madre excepto porque soy un poco mas alta, pero nada mas.
A la hora de la cena me fui al puente del perro rabioso, ese río que suena como perro rabioso, me calma por alguna razón el simple echo de pensar en el.
Estuve sentada como por una hora pensando y luego llego Calvin y se sentó al lado de mi sin decir nada y así estuvimos hasta que hablo.
- ¿Estas bien?- pregunto.
- No, no estoy nada bien- respondí.
- ¿Quieres hablar del tema?
- La verdad es que si, pero dudo que tu seas la persona indicada para hacerlo.
- Tal vez lo sea, quien sabe, soy muy bueno escuchando, vamos cuéntame.
No me importa contarle a el lo de mi papá, lo que me preocupa es que se lo cuente a alguien mas y me crean una débil.
- ¿Si te cuento no le dices a nadie?- pregunte.
- No, si le cuento a alguien me partes mi hermosa cara de ángel-respondió.
Le conté todo acerca de mi padre y empece a soltar lagrimas y luego me deje llevar con mi llanto, y fue satisfactorio que alguien me escuchara sin que me juzgara.
Cuando mi llanto se puso espantoso Calvin me abrazo y me dijo que todo iba a estar bien.
- Quiero a mi papá conmigo ahora mismo, pero no puedo tenerlo, se fue y no va a regresar- dije llorando.
Al cabo de cinco minutos de lloriqueo y berrinche me calme un poco.
- ¿Cómo se llamaba tu padre?
- Robert Robinson
Cuando dije su nombre algo en la cara de Calvin cambio.
- ¿Lo conocías?- pregunte.
- Mmm, no- respondió nervioso. -Me tengo que ir, nos vemos mañana- dijo y se fue.
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3/5

Vuelto a nacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora