Capitulo 1

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Estoy en mi casa frente al espejo arreglándome para ir a la cafetería. Que bueno que no soy un abnegada porque sino pudiera verme al espejo todos los días mi cabello sería un nido de arañas

Viviendo en cordialidad y toda mi vida me la he pasado recogiendo manzanas y naranjas para los cultivos. Por eso mi piel es morena.

Tengo 16 años y hoy es el día de la prueba de aptitud, donde me daré cuenta de quien en verdad soy y a dónde pertenezco. Estoy nerviosa por eso, bueno en realidad nerviosa de la prueba no, sino nerviosa de que la prueba diga que tengo que quedarme aquí en cordialidad. No me gusta vivir aquí, más si tengo que sonreír todo el tiempo, es bastante cansado.

-- Vámonos Camile-- dice mama sonriendo.

--Ya voy-- digo devolviéndole la sonrisa

Bajamos al comedor y agarre sólo un poco de fruta. Hace mucho que me di cuenta que el pan te hacia feliz, como un tipo de suero. Odió ser cordial y hace mucho tiempo que me di cuenta, sólo quiero dejar este lugar e ir a otro incluso, me daría iguala si soy una sin facción. Solamente hay una cosa que me gusta de aquí y es mi mejor amigo. Gabriel. Hemos sido amigos desde hace 10 años y siempre hemos sido inseparables. Ojalá se cambie de facción conmigo para que nuestra amistad dure.

Me siento con Gabriel y me ofrece un poco de pan. --No gracias ya sabes que me cae mal el pan-- digo otra vez sonriendo.

-- Bien era sólo la costumbre-- dice con una sonrisa para varear.

Nunca le he dicho sobre el suero de la paz es algo que me he guardado para mi misma, no es algo que deba de ir diciéndole a todo mundo, tal vez el pan sea importante para que la paz en la ciudad se conserve.

Mi vida es básicamente despertar, desayunar, ir a la escuela, volver a comer, cultivar y luego dormir, no hay muchas cosas interesantes en mi vida, creo que lo más interesante que me ah pasado es que me cayera a los 11 años de un árbol, donde estaba jugando con Gabriel, y me abriera la rodilla, tengo una cicatriz en forma de gusano, no es nada bonito.

-- ¿Estas asustada, Camile, por la prueba?-- pregunto Gabriel sacándome de mis pensamientos.

-- Algo, tengo miedo de saber que no soy de cordialidad-- mentí, aunque Gabriel sea mi mejor amigo en todo el mundo nunca le voy a contar mi problema con la facción, en parte es porque su padre es el líder de cordialidad y eso conlleva a que el tiene una gran visión de la facción, la otra parte es que no lo quiero atormentar con mis ideas y meterle cosas en la cabeza.

-- Tranquila, recuerda que aún tienes el poder de elegir que quieres para tu vida, eso debe de reconfortarte ¿no?

-- En parte si, por otra no quiero dejarte, eso es lo que más me asuata, eres mi mejor amigo-- eso si era verdad, la más pura verdad, a veces puedo ser muy honesta con la gente y otras veces no, es raro.

-- A mi también me asusta dejarte, pero no está todo perdido aún- dijo un poco esperanzado.

Pobre Gabriel, no lo quiero dejar pero tampoco quiero quedarme en cordialidad, tengo que decirle la verdad en algún momento.

Entonces una voz me saca de mis pensamientos otra vez, es el papá de Gabriel, el se tiene que ir así que me despido y yo también me voy.

Me voy antes de lo que debo, quiero un tiempo sola, para pensar antes de la prueba así que camino en silencio pensando en como sería dejar cordialidad y ser una sin facción.

Mis pensamientos cada vez se volvían más tentadores pero tenía que ser paciente, antes de todo tenía que saber quien era yo, me empece a acercar al edificio de la prueba y vi a Gabriel que estaba formado hasta el final.

-- Hola-- lo salude.

-- Hola Camile-- respondió con una sonrisa, no puedo creer que el me sonría después de todas la veces que le eh dicho que no lo haga.

-- Oye Camile, te tengo que decir algo-- dijo un poco apenado.

-- Bien, suéltalo-- dije.

Entonces el tren de osadía sonó como todas las mañanas, nunca me intereso verlos saltar hasta esa mañana, osadía nunca había sido un opción, pero ahora me pregunto ¿porque no?

-- No quiero ser grosera Gabriel, pero enserio necesito ver como los osados saltan del tren, creo que me tranquilizare, me dices después ¿si?-- dije.

-- Mmmmm si claro-- dijo un poco dudoso.

Entonces los osados saltaban del tren sin miedo con mucha seguridad y sobre todo algo que siempre les envidie fue su libertad, eran libres, podían hacer cualquier cosa.

A todos los osados del tren los conocía de vista iban en algunas de mis clases, excepto una persona, es un chicos alto, corpulento, su rostro es tan angular, muy guapo, todos de negro, como la mayoría de los osados, en verdad que era guapo.

Después de unos segundos todos los osados estaban abajo y el tren ya se había ido, como siempre.

--Bien Gabriel ¿que me querías decir?-- dije volteandome. Cuando estuve volteada completamente Gabriel me agarro por la cintura y dijo:-- Estoy enamorado de ti Camile.

Luego me beso, yo estaba petrificada, el era mi amigo, no mi novio, así que me zafe rápido de su agarre y luego le di una cachetada, ya había gente atrás de nosotros y mucha así que salí corriendo al final de la fila y me puse las manos en la cara y comencé a llorar, otras personas, chicas se me acercaron e intentaron calmarme, a ninguna de ellas las conocía, querían que se fueran, pero no pude decirles nada están llorando con muchas ganas.

Vuelto a nacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora