Capítulo 34

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Calvin
Desperté con Cam entre mis brazos, ella seguía dormida. Se veía tan tranquila y hermosa, no sé cómo puedo estar con alguien tan especial como ella.
Me acerqué a ella y besé sus suaves labios y fue despertando poco a poco.
-- Buenos días bella durmiente-- dije cuando tenía los ojos completamente abiertos.
-- Hola...-- dijo todavía un poco adormilada.
-- Te ves tan linda cuando duermes.
-- Ya Calvin-- dice poniéndose roja, adoro hacerla sonrojar.
-- Me voy a meter a bañar, ¿me quieres acompañar?
-- ¡No!
--Algún día de estos me vas a decir que si.
Me pare de la cama no sin antes darle un beso.
Camine hacia el baño y en el camino me quite la playera. Voltee a ver a Cam. Estaba viéndome un poco roja.
-- ¿Segura que no quieres acompañarme?
-- ¡Calvin!-- dijo agarrando una almohada y lanzándola hacia mi.
Pego en mi estomago y me encogí de hombros.
-- Muy bien, tomaré eso como un no.
Me metí al baño y me deshice de toda mi ropa y me empecé a duchar.
Empecé a pensar en cómo iba a salir de la ciudad. Un nuevo peligro venía, Marie lo intentaba ocultar, pero era inevitable no darme cuanta, tenía que hablar con ella.
Luego mi cabeza empezó a llenarse con pensamientos de Cam, su risa, su cabello, sus ojos, sus labios...
No podía creer que en algún momento de mi vida de porquería iba a encontrarme a alguien como ella y mucho menos que ella me amara. Ayer que dijo que también me amaba mi cabeza explotó de felicidad.
Salí de bañarme y me puse unos calzoncillos y pantalones y salí del baño.
Me encontré con Cam buscando sus pantalones ya que la había prestado mi playera para dormir.
Estaba de espaldas y camine hacia ella lentamente y la agarre de la cintura.
-- ¿Qué pasaría si te digo que escondí tus pantalones a propósito porque amo tu lindo trasero?
-- Diría que eres un pervertido.
-- Pues si tú lo dices...
Cam se volteó dejándonos muy cerca del uno del otro.
Acerco sus labios a los míos muy despacio y me empezó a besar. Luego se separó y empezó a besar mi mandíbula hasta llegar a mi oreja.
-- Vamos Calvin, no seas un chico malo, dime dónde están mis pantalones-- dijo en una voz tan sexy que me derretía los sesos.
-- En mi closet-- dije casi si pensarlo.
-- Gracias-- dijo y se alejó de un salto.
Había agarrado sus pantalones y se metió a bañar.
Salió a los 15 minutos y me regalo una linda sonrisa.
-- Sabes este juego se puede jugar de dos-- dije poniendo una sonrisa maliciosa.

Vuelto a nacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora