Pombéro.

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Pombéro: espíritu de noche.

Capítulo narrado por Juliana♡.

Mi rostro quedaba a unos pocos centímetros del de Valentina, ella sonreía felizmente por la graciosa escena que habíamos tenido minutos antes.

Podía ser testigo de como su pecho subía y bajaba rápidamente por el ajetreo, ella no parecía estar en lo absoluto incómoda.

El timbre sonando insistentemente rompió la pequeña y silenciosa interacción que nuestros ojos estaban teniendo.

Una vez estuve de pie, acomodé mi despeinado cabello y fajé mi enorme playera.

"Su padre está en la ciudad y requiere que vaya a la empresa ahora misma, señorita"

Un hombre de tercera edad y con una camisa de lo que parecía ser la empresa de Valentina le informaba en el marco de la puerta que al parecer su papá había llegado de imprevisto al país.

Una vez Valentina cerró la puerta, corrió a la habitación donde me había escondido y tomó una enorme caja blanca. Paró en seco y me miró con el semblante preocupado.

-Lo siento mucho, pero creo que ambas tenemos que irnos ahora mismo-

Yo tomé mi mochila tirada en el piso y asentí con mi cabeza.

El elevador del edificio tenía un enorme espejo justo en medio de Valentina y mío, ella recargaba su espalda en una de las metálicas paredes del cubículo y yo recargaba la mía del otro extremo.

En sus manos posaba la enorme caja con folders amarillos y su mirada la tenía fija en la grisácea pared en la que yo me recargaba, mientras yo le apreciaba de soslayo por el reflejo del gigante espejo.

Parecía estar pensando profundamente pues de veces sus ojos se entrecerraban y cuchicheaba cosas en voz muy baja, con sus uñas largas golpeaba el acrílico de la caja y con su pie derecho golpeteaba ansiosamente el piso.

Sonreí por la curiosa imagen frente mía, ella lo notó y mirando mi reflejo en el espejo soltó una pequeña risita nerviosa.

Una vez estuvimos afuera del mismo, ella se encaminó en dirección a lo que parecía ser un pequeño estacionamiento. Caminé lo más apresurado que pude detrás suya, con las llaves hizo sonar la enorme camioneta negra frente nuestra, dejó la caja en suelo para abrirme la puerta.

-Gracias- le dije con sorpresa por su lindo gesto.

La camioneta de Valentina olía a canela, los sillones color beige eran muy cómodos y en el tablero había una pequeña pantalla plana dónde se proyectaba una playlist titulada "para intentar dormir".

Mientras yo examinaba cada uno de los rincones de la lujosa camioneta, Valentina acomodaba la gran caja en la cajuela.

-¿Te dejo en casa?- Valentina me preguntó, ingresando al auto y poniéndolo en marcha.

-Creo que mejor me quedo en el centro, si es que vas por aquel rumbo-

-Claro, no hay problema-

Las delgadas manos de Valentina se aferraba nerviosamente al volante, continuamente dejaba salir enormes suspiros de frustración, era claro que la presencia de su padre no le traía mucha satisfacción.

-¿Crees que puedas pasarme un cigarrillo?- me dijo sin despegar la mirada del camino.

-Claro ¿dónde están?-

-En la guantera-

Abrí la pequeña puerta del compartimiento, haciendo caer un montón de cachivaches.

Insomnio. [Juliantina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora