Insomne.

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Capítulo narrado por Valentina.♡

Llevo aproximadamente cuatro semanas sin poder dormir y eso me está haciendo la vida un infierno. Para colmo mi esposo Lucho ronca como un oso en hibernación, impidiéndome tan siquiera concentrarme en el ensordecedor y pasivo silencio, son cuatro semanas en las que me ha costado concentrarme, me siento cansada todo el tiempo, tengo unas enormes ojeras de oso panda debajo de mis ojos, luzco como una anciana de sesenta años y en mi trabajo ya no doy ni una. El cigarro y el tequila barato se han hecho mis mejores amigos a la hora de dormir, ya ni siquiera me dirijo a la habitación cuando el reloj marca la hora, dejo que Lucho se arrastre por el pasillo solo y sólo puedo escuchar como cierra la puerta de la habitación para luego caer rendido.

El tiempo que llevo sin poder dormir es el mismo que tengo con la empresa de mi papá en mi poder, cuando decidió jubilarse y largarse a Miami con su esposa pensó que era una buena idea cederme el liderato de empresas Carvajal. Cuando terminé la carrera me prometí a mi misma nunca trabajar con papá porque sabía que eso me esclavizaría de por vida y heme aquí.

Ahora son las dos de la mañana y el tequila se me ha terminado, con cansancio y ardor en los ojos por mirar por horas la computadora, tomo las llaves del apartamento junto a mi cartera. Tengo la fortuna de que a una cuadra del edificio hay una tienda de auto servicio que dura las 24 horas del día abierta. Cinco minutos caminando en el frío anochecer y al fin puedo estar frente a la fachada del iluminado local, al empujar la puerta puedo escuchar como suena una pequeña campanita anunciando mi entrada, me dirijo sin carraspear a la sección de alcoholes y reviso cada una de las marcas de tequila, tomó la más barata de todas las botellas pues si me voy a echar a perder los riñones, mínimo que no me cueste tanto dinero. Sin despegar la mirada de los blancos y rechinantes azulejos poso la botella en la barra donde me cobraran 160 pesos.

-La venta de alcohol terminó desde hace mucho-

Escucho como una suave voz se dirige hacia mí aún sin levantar la mirada del piso. Cuando me dispongo a hacer contacto con la cajera que me está impidiendo mi compra me topo con un delicado y juvenil rostro sonriéndome con un tanto de pena.

-Bueno, sólo estamos tú y yo aquí, que sea nuestro secreto-

-Lo siento, no creo que eso sea posible- Contesta.

Molesta y frustrada por la postura inquebrantable de la jóven tomó la botella y sin pensarlo un poco rompo el sello y bebo un largo galón del corriente alcohol.

-Pues creo que ahora sí tendrás que cobrarmelo ¿O me lo puedo llevar gratis?

Insomnio. [Juliantina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora