OPERACIÓN JILY

Evito mis problemas comiendo chocolate

Remus's POV

Saber que te han lanzado un obliviate no es agradable.

Significa que alguien ha estado en tu mente y ha alterado su contenido, y que tu ni siquiera te acuerdas. Te hace cuestionarte todo lo que sabes.

Así que estoy haciendo lo que hago siempre que mis problemas se hacen demasiado abrumadores.

Comer chocolate.

También estoy hablando con Lily, mientras vamos de camino a la oficina de McGonagall. Pero lo del chocolate es una parte muy importante del proceso de negación.

—McGonagall tiene que acordarse—afirma Lily—No pueden haberle borrado la memoria a una profesora. Ningún alumno podría.

Parece que se esté intentando autoconvencer. Lleva repitiendo cosas por el estilo desde que hemos salido de la sala común.

Está asustada.

Lo que significa que tengo que distraerla.

—¿De qué te vas a disfrazar en Halloween?—le pregunto, después de tragarme el trozo de rana de chocolate que tenía en la boca.

—¿Qué?—el cambio de tema parece desorientarla un poco, pero se recupera rápido—Ah. No lo sé. Di a Marlene control total sobre mi disfraz.

Me la quedo mirando con horror. Desde luego, no se me ocurre nada que dé más miedo que el hecho de que Marlene te elija el disfraz. Esa sí que es una experiencia de Halloween completa.

—¿Te has vuelto loca?—pregunto, alarmado—¿Marlene tiene control total sobre tu disfraz? ¿Te está amenazando con algo? ¿¡Ha secuestrado a tu familia!?

—Eres un exagerado—replica ella, riéndose—Simplemente no tenía ningún disfraz planeado, y ella se ofreció a ayudarme.

Probablemente esto tenga algo que ver con su plan maestro de doce pasos para el "Jily".

Lo que no me importa, la verdad, si eso significa que James va a dejar de darnos la lata de una vez por todas.

—Puede que te arrepientas de esa decisión—advierto, porque es verdad y soy un buen amigo.

Fiarse de Marlene McKinnon nunca es buena idea, del mismo modo que fiarse de Sirius tampoco lo es.

—Tal vez—ella se encoge de hombros—¿De qué vas a ir tu?

—De jugador de Quidditch—replico, acabándome mi rana de chocolate—Les robaré la equipación a James o a Sirius.

—Ah. Buena idea—ella asiente—Oye, hablando de Sirius...

Deja la frase incompleta y me mira, con una sonrisa traviesa y moviendo las cejas.

Oh no. Marlene le ha envenenado el cerebro con sus planes de Celestina.

Suspiro de pura exasperación.

—¿Qué pasa con Sirius?

—No lo sé. Dímelo tu—su sonrisa se ensancha.

La miro con los ojos entornados, negándome a darme por aludido.

—Vas a tener que ser más específica.

—¿Te gusta?

Y ahí está. Marlene le ha lavado el cerebro oficialmente. Lo que me faltaba.

—¿Qué te hace pensar eso?

Ella se encoge de hombros, con expresión inocente.

—Nada. Es simple curiosidad.

—No me gusta Sirius.