Nos creemos detectives buscando un cuadro misterioso

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Marlene's POV

Cualquiera diría que encontrar un cuadro de doscientos años, literalmente clavado a la pared sería sencillo.

Y aún así aquí estamos, buscando entre los marcos a la tal Bianca y sin dar con ella por ninguna parte.

—La vimos cuando salimos a la cabaña de Hagrid—reflexiono en voz alta—En el vestíbulo.

Dorcas asiente, examinando un cuadro con un chico subido a una vaca blanca.

—Sí. Estaba justo ahí—señala con la cabeza un hueco donde cuelga el cuadro de un señor de unos ochenta años con un vestido de seda azul claro, que definitivamente no es Bianca—Estoy segura al ochenta por ciento.

—Pero ahora, la niña no está ahí, y el bueno del señor Delves no sabe de ninguna "Bianca" que haya ocupado su sitio en los últimos meses—digo, refiriéndome al señor del vestido.

Es muy majo por cierto. Me ha dicho que mi traje es muy bonito, lo que evidentemente es cierto, así que confío en él.

No hay nada como un buen misterio para que una cita sea alucinante.

—Por casualidad no habrás oído hablar de una tal Bianca, ¿no?—pregunta Dorcas, dirigiéndose al chico de la vaca.

Él niega con la cabeza mientras su compañero bovino mastica hierba con la tranquilidad de quien vive en un cuadro ajeno al tiempo.

—Me temo que no, señorita, pero yo no tomaría mi palabra; recordar nombres nunca ha sido mi cualidad más prominente—dice—Sin embargo, quizá podría describírmela.

—Unos nueve o diez años, rubia, con aspecto de fantasma de película de terror—explico yo, absteniéndome de burlarme de lo pomposo que suena el chico. Si le ofendemos, las posibilidades de que nos ayude podrían reducirse—Te mira como si te estuviera leyendo el alma o algo.

Dorcas me mira, levantando las cejas y muy probablemente juzgando mis dotes de descripción.

El niño de la vaca se queda mirando a la nada, con aspecto pensativo. Su vaca muge debajo de él, aún comiendo hierba.

Se produce un silencio incómodo, de esos que pasan cuando estás observando el cuadro de un niño subido a una vaca con tu cita y él decide ponerse a pensar si ha visto al otro cuadro misterioso que estáis buscando.

—Lleva un vestido blanco, y un lazo azul claro en el pelo—aporta Dorcas, probablemente para evitar que al pobre chico le empiece a salir humo por las orejas de tanto pensar.

—¡Ah!—exclama él, entonces—Puede que sepa de que muchacha estáis hablando. Su cuadro está en el tercer piso, cerca de las aulas de Runas Antiguas.

Dorcas y yo nos miramos y sonreímos.

Niña siniestra del cuadro, ¡allá vamos!

—¡Muchas gracias, Jack!—exclamo, tomando a Dorcas de la mano y alejándome lentamente del vestíbulo—Y recuerda, ¡no vendas tu vaca por judías mágicas! Suele ser un timo.

Después nos damos la vuelta y nos apresuramos hacia las escaleras movedizas.

—¿Habichuelas mágicas?—dice Dorcas, con una media sonrisa—Es por la vaca blanca, ¿verdad?

Asiento, con una sonrisa satisfecha.

—Sé más de cultura general de lo que crees, Meadowes. A veces presto atención en Estudios Muggles—digo—Cuando no estoy planeando como hacer que mis amigos se enamoren perdidamente.

—Es un milagro que no hayas suspendido todos los cursos—comenta.

—Es porque soy un genio—replico yo, con una enorme sonrisa.

OPERACIÓN JILYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora