La televisión explosiva: próximamente en cines

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Lily's POV

Creo que el espíritu de Marlene me ha poseído. Pasar tanto tiempo con ella me ha pasado factura.

Que alguien me ayude antes de que me tengan que meter en un manicomio.

Cuando ella y James se han ido, he visto que Canuto seguía en forma de perro, con Remus, y me he fijado en lo extremadamente adorables que eran.

Así que, como si se me acabara de ocurrir, he exclamado:

—¡Tengo que avisar a mis padres de que me quedo a casa de los Potter en Navidad! Peter, ¿por qué no me acompañas?

Y nos hemos ido, dejando a Remus y a Sirius a solas.

He de admitir que esto de hacer de Celestina es bastante más divertido cuando los planes no están centrados en ti.

—¿A donde vamos?—pregunta Peter.

—A ver a la profesora de Estudios Muggles—explico—Tiene un teléfono en su despacho.

Él frunce el ceño.

—¿Teléfono?

—Es como un... ¿howler instantáneo?—intento buscar una explicación que entienda—Básicamente puedes tener una conversación a distancia mediante un aparato.

—Oh—dice, aunque no parece haberse enterado demasiado.

Llegamos al despacho de la profesora, y toco a la puerta. Estoy a punto de tocar de nuevo cuando se abre, y me encuentro cara a cara con la profesora Smith.

Nunca he cursado su asignatura (porque soy hija de muggles, mayormente), pero la visito a menudo cuando tengo que llamar a mis padres.

Los sangre pura dirán lo que quieran sobre las cartas, pero los teléfonos son una vía de comunicación mucho más práctica, así que la uso todo lo posible.

La profesora Smith también es sangre pura, pero le fascina la tecnología muggle y prácticamente todo sobre su cultura. Su pasión por su asignatura es intensa, como poco.

—¡Lily!—exclama, jovial—¿Vienes a usar el teléfono de nuevo?

Asiento con la cabeza.

—Voy a pasar el verano en casa de unos amigos, y me gustaría decírselo a mis padres por teléfono—explico—Mi madre dice que si le llega una sola lechuza más y hace sus necesidades dentro de casa, va a averiguar como crear un Howler y me lo va a mandar.

La profesora Smith deja escapar una risita comprensiva.

—Nunca he entendido por qué no instalan teléfonos en todos los dormitorios—dice—Sería mucho más práctico que mandar cartas.

Le doy la razón. Smith nos invita a entrar, y yo me meto en su despacho, con Peter siguiéndome en silencio.

Siempre es como si se quisiera hacer pequeño y desaparecer. Remus dice que es bastante divertido, cuando toma confianza. Supongo que solo necesita... ¿soltarse? De pequeña yo también era bastante tímida.

Pero cuando eres amiga de Marlene, no te queda más remedio que abrirte a la gente.

—¿Recuerdas el número de tu casa, o necesitas la guía?—pregunta la profesora, levantando la guía telefónica como si fuera un valioso tesoro.

—No, lo recuerdo—asiento, empezando a marcar el número.

Cuando acabo, solo tengo que esperar unos segundos antes de que la voz de mi padre hable por el auricular.

—Evans al habla—anuncia—¿Quien es?

—Soy su hija, buen señor—replico yo, y oigo que mi padre se ríe, al otro lado de la línea.

OPERACIÓN JILYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora