Los merodeadores son una mala influencia

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Lily's POV

Tengo que mejorar en esto de ocultar mis sentimientos, lo sé. Casi consigo hacer explotar mi caldero por estar mirando a Potter.

Normalmente, la que hace explotar cosas es Marlene.

Pero entendedme. Hace tres días me di cuenta de que me gustaba el chico con el que juré no salir jamás.

Hasta le dije que tendría una cita con el Calamar Gigante antes que con él.

Que Merlín me ayude, seguro que no se le ha olvidado.

Como habréis supuesto, no he hecho nada desde que tuve esta... revelación, hace tres días.

Ni siquiera se lo he contado a Marlene aún. Creo que le daría un infarto, o algo por el estilo. Y tal vez sea mi mejor amiga, pero no confío en que me guarde el secreto.

Probablemente me empujaría a hacer algo, o se lo contaría a James, y no estoy psicológicamente preparada.

No sé por qué no actué en el momento en que supe que me gustaba. Habría sido lo lógico, ¿no? Me ha dicho en innumerables ocasiones que yo le gusto, y no deja de pedirme salir.

Pero por algún motivo, el mero hecho de pedírsle salir me resulta aterrador. Ni siquiera sé por qué. Mi cerebro no está por la labor de ayudar.

No me han gustado demasiados chicos durante mi vida, pero aquellos que lo hacían nunca me correspondían.

Y sí, sé que no tiene sentido, pero de alguna forma, saber que los sentimientos son recíprocos hace que todo me ponga más nerviosa.

Soy un desastre.

Además, ¿¡y si decide vengarse por todas las veces que lo rechacé!?

Sería humillante. Principalmente porque si el karma existe de verdad y lo que "reciba" es igual que lo que he "dado", estoy fastidiada.

Una vez le dije a James que solo saldría con él si escuchaba a un oso hablar alemán. Por supuesto, los merodeadores secuestraron a un oso de alguna parte y lo hechizaron para que hiciera exactamente eso.

Pero cometieron el error de querer enseñármelo durante una clase de Herbología, así que me puse los canceladores de sonido para mantícoras más cercanos y alegué que técnicamente no estaba escuchándole.

Eso fue divertido, la verdad.

Pero, ¿¡y si decide devolvérmela!?

Creo que todos estos remordimientos son los que me han llevado a aceptar ayudar con su próxima travesura.

Sirius quería llenar Hogwarts de papel higiénico, y dado que es su cumpleaños, no puedo castigarle (objetivamente, sí podría, pero me da pena que se pase su decimoséptimo cumpleaños limpiando el polvo a las armaduras de los pasillos, o limpiando la caja de arena de la Señora Norris).

Así que le he convencido de que sustituya el papel higiénico por adornos navideños encantados.

—Halloween fue hace tres días—ha objetado Remus.

—Nunca es demasiado pronto para navidad—he replicado yo.

—Amén, pelirroja—ha intervenido Sirius—¿Quien se apunta a meter cuerdas vocales en muñecos de nieve?

Hemos tenido que abortar la misión de los muñecos de nieve cantantes, porque cuando les hemos metido dentro las cuerdas vocales (las hemos fabricado con magia, no hemos asesinado a nadie), el calor de la sangre ha hecho que la nieve se derritiera y pareciera que el muñeco se estuviera desangrando.

OPERACIÓN JILYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora