Remus Lupin, comentarista profesional.

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Remus's POV

- ¡HORA DE LEVANTARSE, BELLAS DURMIENTES, HOY ES EL GRAN DÍA!

Gruño contra la almohada y oigo las quejas de Canuto y Colagusano. Shackelbot susurra una maldición.

- Solo pido UN día de normalidad.

Sale de la habitación, presumiblemente para dormir en una de las butacas de la sala común porque SON LAS SEIS DE LA MAÑANA.

- Cornamenta, ¿¡que diablos te pasa!? - le miro mal, aún tumbado en mi cómoda y mullida cama - ¡El partido es en tres horas! Y yo ni siquiera juego. ¿Por qué me haces esto?

- Agradece que no vas a tener que soportar su entrenamiento pre-partido ni sus charlas de estrategia y ánimos. - Sirius se levanta y se despereza

- Yo también tengo sueño. - se escucha la débil voz de Colagusano, amortiguada por las sábanas - ¿No podemos dormir más?

- Nop. Necesitamos llegar pronto al desayuno. Tengo que asegurarme de que mi equipo se alimente correctamente. Y tu, - me arranca las sábanas - no me fío de que comas si no te obligo, así que te vienes con nosotros.

Discutiría. Si no llevara la razón. Pero es cierto, suelo olvidar mis necesidades básicas. Maldito cuerpo humano.

- Entonces yo puedo seguir durmiendo. - resume Peter, dándose la vuelta

- De eso nada, pedazo de vago. Wingardium Leviosa.

- ¡Eh! - se alza en el sitio, aún con las sábanas encima

Me río y me levanto. Da gusto ver que Colagusano vuelve a ser el mismo de siempre.

Al final, James acaba bajando a Peter y nos vestimos. Cornamenta baja las escaleras de dos en dos, y Canuto va detrás de él, silbando. Yo sigo frotándome los ojos, intentando espabilarme. Cuando tengo sueño me pongo de mal humor, y no haría bien empezar la temporada de Quidditch con la profesora McGonagall castigándome por "parcialidad en los partidos". ¿Cómo se me ocurrió apuntarme a comentarista?

Llegamos al Gran Comedor, que está completamente vacío, exceptuando al resto de los jugadores de Gryffindor (de los cuales, la mitad está durmiendo con la cara en la mesa).

- ¡Arriba los ánimos! Vamos a darle una paliza a Slytherin. - exclama James cuando nos sentamos

Gruñidos generales. Marlene es la que más despierta parece, y está devorando tortitas como si le fuera la vida en ello.

Nos saluda con un gesto de la cabeza y sigue tragando.

- ¿De verdad esto es necesario? - gruñe Sarah McLaggen, una de las cazadoras del equipo

- ¡Por supuesto! - asiente Cornamenta - Es nuestro primer partido sin Longbottom. Tenemos que adaptarnos a nuestro nuevo guardián.

El aludido, un chico de tercero del que no me acuerdo del nombre (eso podría ser un problema. ¿Qué voy a hacer cuando pare un tiro a los aros? Vale, lo miraré en su uniforme, y si no, le llamaré guardián de Gryffindor. Eres un genio, Remus), suspira y mira miserablemente su tostada. Guardián de Gryffindor, no te culpes. Fue Frank el que no tuvo la decencia de repetir curso para librarnos de esta tortura.

A veces me da pena el equipo. Su capitán es muy competente, pero se lo toma demasiado en serio. Va a matarlos un día de estos de tanto entrenar.

James debería relajarse. Y dejarme dormir. Oh, como echo de menos mi cama...

Creo que es muy tarde. Ya estoy de mal humor. Genial.

Veinte minutos y tres tazas de café después (Canuto me ha quitado todo el café de delante antes de que pudiera beber más), Cornamenta decreta que es hora de ir a entrenar, y el grupo sale del Gran Comedor, ya más despiertos (demos gracias al universo por la creación de la cafeína).

OPERACIÓN JILYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora