Cumpleaños número diez.
Los días seguían pasando, los meses y los años.
Joaquín se fue arrojando a un vacío donde nunca nadie pudo sacarlo y hoy era su cumpleaños número 10.
Él sabía que todos los años su abuela paterna le hablaba para felicitarle, pero en cambio su madre le decía que él estaba ocupado en sus tareas y no tenía tiempo de contestar llamadas.
Hubo momentos en los que tenía que fingir una sonrisa feliz cuando le tomaban una foto "celebrando su cumpleaños", pero cuando el celular se apagaba el momento se iba solo convirtiéndose en un simple recuerdo.
Ese día él había terminado todos sus pendientes de manera rápida, él sabía que su mamá saldría como todos los días a un lugar del cual él no tenía idea y sería su oportunidad de celebrar el mismo su cumpleaños, sin golpes.
Sin ningún daño.
Solo una vez.
Se sentó en el suelo quieto junto al sofá sin moverse esperando la partida de su mamá para quedarse solo.
- Joaquín - ella le llamó y él la miró - Saldré unas horas y no sé cuándo regrese. Espero y hayas terminado todos tus pendientes - el niño asintió lentamente y ella caminó hacia la salida - Oh y antes de que se me olvidé - frenó su caminar - Vendrá alguien a cuidarte, si me dice que hiciste algo mal o que provocaste el más mínimo problema sabes de lo que soy capaz de hacerte - tembló - Pórtate bien y has caso en lo que te diga, absolutamente todo - el niño volvió a asentir.
La madre le dio un último vistazo a su hijo y salió.
Cuando Joaquín la vió irse por fin se atrevió a soltar todo el aire que tenía atorado en su pequeño cuerpo.
Lentamente se levantó del suelo y miró a los alrededores.
Silencio.
Trató de relajarse y se dirigió a la cocina por un aperitivo, necesitaba comer. Abrió la nevera y lo primero que sus ojos vieron fue un plátano, esa cosa amarilla que le gustaba mucho.
Se escabullía a horas de la madrugada para ingerirla y así soportar la noche con algo en el estómago.
Lo saboreó y lo tomó. Cerró la nevera y vio la fruta en sus manos.
Su estómago rugió y admiró la banana como si fuera lo más bonito del mundo.
Escuchó la puerta abrirse y el color se le fue del rostro.
- Joaquín - su cuerpo tembló al escuchar esa voz.
No podía ser posible.
Bajó la cabeza y dejó el plátano a un lado, temblando se dio media vuelta y la vio.
Lydia se llamaba.
Recordaba verla seguido con su madre, bebiendo juntas, comiendo en su casa y también notaba esas extrañas miradas que le daba, pero no a su rostro si no a su cuerpo.
Eso lo hacía temblar y querer correr lejos, muy lejos.
Su cabello oscuro completamente lacio, exageradamente maquillada, sus labios color rojo intenso, una blusa con escote y una falda. La mujer no quitaba los ojos del niño.
El pequeño comenzaba a incomodarse.
- ¿Me recuerdas, cariño? - apretó sus manos en un puño apartando el miedo de su sistema y como pudo asintió ante la pregunta de la mujer - Me alegra, porque yo te recuerdo muy bien.
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Cúrame [Emiliaco]
FanfictionCúrame con amor, ayúdame a sanar todo este dolor. Portada hecha por: @Gabylopez270 ♥ [Terminada]