18. Clínica

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Emilio.





- Y pues me encontré a Noah besando el espejo que según disque era para practicar - Joaco niega lentamente con una sonrisa en sus labios.

Por primera vez lo veo con una sonrisa constante en sus labios todo el rato que llevamos hablando y me alegra saber que yo ayudé en eso. Lo noto tensarse cuando escuchamos un ruido.

Volvemos a escuchar el sonido y esta vez lo identifico como el ruido de una puerta al cerrarse.

- Mi madre está aquí - su sonrisa se borra y se levanta.

- Bien, entonces supongo que ya puedo irme - me levanto de su cama y lo sigo al notar que no me responde.

Bajamos las escaleras hasta llegar a la sala donde me encuentro con la madre de Joaquín. Lleva ropa escotada y provocativa, justo como la de su amiga.

- ¡Emilio! Qué gusto verte - se acerca y ofrece su mano. Retira sus gafas de sol y me mira.

Tomo su mano en un leve apretón.

- El gusto es mío - retiro mi mano - Espero y no haya hecho mal en venir a ver a Joaquín - ella lo voltea a ver por unos segundos y regresa su mirada a mí.

- Claro que no, eres bienvenido en mi casa cuando quieras. Me alegra que mi hijo y tu sean amigos. A ver si te aprende algo - frunzo mi ceño.

- Creo que sería a revés - le corrijo - Qué bueno que la encuentro, quisiera pedirle algo - ella asiente escuchándome atenta - Aprovechando que mañana es sábado, mi mamá y yo queremos invitar a comer a Joaquín.

Ella borra su sonrisa.

- Oh, em....por mi no hay ningún problema. A Joaquín no le gusta salir mucho, pero si él quiere ir claro que puede. Es solo que es un poco delicado con la comida.

- No hay ningún problema, Joaquín es el invitado y decidirá qué comer.

- Entonces no veo porque no, tienes mi permiso, solo cuídame mucho a mi niño - asintiendo ella palmea mi hombro y comienza a caminar hacia las escaleras.

- Muchas gracias por la confianza, Señora Gress - digo.

- Llámame Marleny. Me saludas a tu mami, tengo que irme, estoy demasiado cansada. Nos vemos, niños - se despide.

Volteo hacia Joaquín y veo que ya no está sonriendo. Tiene su mirada agachada y sus manos están agarradas.

- Oye - golpeo levemente mi hombro con el suyo - ¿Estás bien? ¿No quieres venir a comer conmigo?

- No es eso, pero como dijo mi mamá soy.... - carraspea - Un poco especial en la comida. No creo que sea buena idea.

- No te preocupes por nada, tú eres el invitado y elegirás la comida, pero bueno - miro hacia la puerta y después regreso mi mirada a la suya - Tengo que irme. Mi mamá pegará el grito en el cielo cuando sepa que aceptaste su invitación - no responde, así que decido despedirme de una vez por todas - Adiós, buuh - sonrío levemente al ver como regresa su mirada a mi en el segundo que escucha el apodo.

- Adiós, buuh - responde y sonrío abiertamente dando a relucir mis dientes.

Abre la puerta y salgo.

Sin duda esto había sido un gran paso.

Cuando llego a mi casa cierro la puerta detrás de mi encontrándome con mi madre sentada en el sofá de la sala con una revista en mano, la baja cuando me ve.

- ¿Y bien? ¿Funcionó?

- Pues - rasqué mi nuca - Estuve platicando con él en su cuarto, le pedí permiso a su mamá y ella aceptó.

Cúrame [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora