Epílogo

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"Before you go" de Lewis Capaldi se reproduce en multimedia. 🌈



Reproduzcan. ✅







Emilio.



Hoy se cumplen 10 años desde que Joaquín murió por salvar mi vida. Después de ver sus videos puedo decir que ese vacío que dejó no se hizo tan grande. Finalmente, él lo había dejado claro, quería ser libre, quería ser feliz y dejar de sufrir y aunque me costó y me sigue costando nunca ha dejado de doler su ausencia.

Cuando salí del hospital lo primero que hice fue buscar al padre de Joaquín y cuando le conté que su hijo no estaba vivo creo que no se lo tomó nada bien. Le mostré los videos que me había hecho a mí. Él me contó que sabía que su esposa tenía cambios de humor, solía ser explosiva y peligrosa. Me dijo que ella había estado tomando terapia, pero entró al mundo del alcohol y todo lo empeoró. También me contó que la madre de su esposa era igual de agresiva y hasta peor. Ella la vendió a una familia que la hicieron vivir un infierno. Me aclaró que no la defendía, pero que tal vez había un motivo. Marleny estaba enferma. Me prometió que sería un buen padre y que encontraría a su hija ya que, ambas habían escapado de México. Renunciaría a su trabajo y se dedicaría a la única hija que le quedaba. Lloró por Joaquín, se culpó y odió, pero yo no podía hacer más. Solo le pedí que encontrara a su hermana.

Ahora sé que están juntos, viven en Londres y la mamá de Joaquín simplemente despareció.

¿Y yo?

Después de platicar con el padre de Joaquín le pedí que me dejara entrar a su habitación para ir por algo que él me había dejado, pero gran sorpresa me llevé al ver su baño repleto de dibujos míos. En ellos había una frase diferente. Encontré su diario donde explicaba detalladamente todo lo que vivió y también explicaba cómo se sentía referente a mí.

Me llevé absolutamente todo, lloré y besé cada cosa que tocaban mis manos.

- ¡Papá! ¿Otra vez estás leyendo el diario de papi Joaquín? – bajo la libreta de mis manos y miro a mi hija.

Se llama Sol porque eso era ella para mí, un sol, como Joaquín.

Es igual a él, castaña, ojos cafés, pero ella tiene pecas en su rostro; como Estrella. Tiene diez años, la adopté hace tan solo nueve años para no sentirme tan solo. Ella llenaba un poco el vacío que Joaquín había dejado en mí.

- Solo quería echarle un vistazo, buuh – ella sonríe.

Me levanto y tomo su mano. Afuera están Keyla y Noah tomados de la mano, son pareja desde hace 4 años.

Sol y yo nos subimos en la parte trasera del auto de Noah y miramos el camino hasta que por fin llegamos.

- Aquí los esperamos – me dice Key. Yo asiento.

Tomo la mano de mi Sol y junto a ella nos adentramos al campo santo.

- ¡Mira, papá! Ahí está papi Joaquín – señala la tumba.

- Sí mi pequeña buuh, aquí está él.

Ambos nos sentamos en el suelo. Ella comienza a platicar con él contándole todo lo que su boca podía.

Una corriente eléctrica pasa por toda mi columna vertebral acompañado de una suave briza.

Mientras Sol seguía hablando decidí girar mi rostro.

Mi cuerpo se tensó, yo conocía a la perfección esos ojos mieles y todo fue real cuando miré que con su mano me señalaba pidiendo que me acercara.

Le pedí a Sol que no se moviera de ahí. Dudosamente caminé hacia donde estaba él y me atreví a hablar.

- ¿Jo-Joaquín?

Venía vestido de blanco, sus ojos tenían un bonito brillo resplandeciente y su sonrisa brillaba.

- Soy yo, buuh – suspiré aliviado – No sabes cuánto te he extrañado.

Mis ojos se cristalizan.

- ¿Eres tú? – asiente – Oh dios mío, ¿puedo abrazarte? – asiente lentamente.

Me lanzo a sus brazos y me sorprendo al notar que puedo sentirlo. Sus manos soban mi espalda y tengo miedo de soltarlo, pero lo hago.

- ¿Estoy soñando?

- No, estoy haciendo acto de presencia, Emi. Realmente me estás viendo.

- Quiero que sepas que todo está mejor, tu hermana está sana y salva.

- Lo sé – me sonríe – Pero no vengo por eso, mi tiempo es contado. Vine a hacer algo que tanto he anhelado hacer contigo desde hace tiempo – frunzo mi ceño.

Alza mi rostro y acaricia mi mejilla. Me mira y lo observo relamer sus labios. Acerca su rostro al mío y siento sus labios posándose sobre los míos. Solo fue un roce. Nos separamos y ambos sonreímos.

- Te amo mi arcoíris.

- También te amo mi burbuja.

Acerco mi rostro una vez más al suyo, pero para mi mala suerte vuelvo a la realidad. Abro mis ojos.

- ¡Papá! Vaya, hasta que despiertas ¿te quedaste dormido?

Sosprendido miro a los alrededores, suspiro resignadamente al no ver nada. Seguimos en el campo santo.

- Eso parece – rasco mi nuca.

- Bueno, está bien. Lo que te decía es que encontré una nota ¡mírala! – sonriendo jalo su cuerpo para sentarla en mis piernas. Tomo la nota y la abro.

- ¿Es de papi Joaquín?

Leo lo que dice y mis ojos se cristalizan.

¿En qué se parece un arcoíris con una burbuja?




















FIN
•••••••









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Nos vemos en la siguiente actualización, tengo algo muy importante que decirles.

Con todo mi amor, apmo. 💜

Cúrame [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora