9. Primer secreto descubierto

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Emilio.


Por suerte logré terminar por mi propia cuenta el proyecto de literatura esa misma noche.

Al llegar al salón pude mirar que él ya estaba ahí, así que solamente me senté y observé a mis amigos que apenas llegaban.

- Hola, ricitos de oro - saludó Noah de manera burlona.

- Hola, cabeza hueca - le respondí de igual forma.

Keyla, que venía a su lado, soltó una leve risilla.

Dejo mi mochila en mi asiento y me acerco a ella para saludarla. Deposito un beso en su sien y vuelvo a mi lugar.

- ¿Terminaron su proyecto? - pregunté esperanzado.

- Ahí vamos - dijo ella.

- Aún tenemos hoy para terminarlo - me recordó Noah.

- Pues eso espero - dije estirando mis piernas mientras bostezaba.

- ¿Tú ya lo acabaste?

- Sip, aunque no sé si él también - señalé con mi cabeza a cierta persona.

- Pues ve y pregúntale, no pierdes nada.

Asiento de acuerdo y me pongo de pie.

Abro mi mochila y saco la libreta correspondiente.

Con algunas miradas puestas en mi decidí caminar hasta quedar en frente de él.

Estaba escribiendo en su cuaderno. Al parecer no me había notado, así que para llamar su atención carraspee.

- Hola, em.... - guardo silencio al escuchar la voz del docente de literatura a mis espaldas.

- ¡Buenos días! ¿Cómo van con sus proyectos? ¿Alguien ya lo terminó?

Volví mi atención al chico frente a mí y miré como guardaba sus cosas de manera rápida mientras sacaba un engargolado de su mochila. Se levantó y se dirigió al escritorio del profe evitando mi presencia. Lo seguí.

- Buenos días, mi compañero y yo ya lo tenemos listo, esperemos y sea de su agrado. Muchas gracias.

Tanto el maestro como yo teníamos una mirada confundida en nuestros rostros.

El docente nos dio una rápida mirada curiosa a ambos. Su ojos cayeron en mi pecho y a los segundos escuché su voz - ¿Qué traes en esa libreta, Marcos?

- Ehhh.

- Oh, no se preocupe - interrumpió él a mi lado - Es solo el borrador de nuestro trabajo.

- ¡Magnifico! Trae acá - aplaudió encantado.

Quitó mi libreta de mis manos y sin mirar o leer lo más mínimo selló la hoja y me devolvió el cuaderno.

Yo estaba en shock.

No había hecho absolutamente nada.

Lo miré reprobatoriamente y él en cambio solo evitó mi mirada.

- Bien, siéntense en sus lugares mientras leo su proyecto. Muy buen trabajo - nos dijo - Aprovechen estos minutos para terminar su proyecto - dijo al grupo.

El chico que aún seguía junto a mí dió media vuelta y se dirigió a su lugar como si nada.

Con mi ceño fruncido volví de igual manera a mi asiento y me senté.

- ¿Qué te pasa, mailo? - preguntó mi amigo.

- Yo no hice nada - susurré.

- ¿Y eso te molesta?

Cúrame [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora