Cúrame [Emiliaco]

26. Abraham

Abraham está en multimedia.

- No te entiendo - frunce su ceño mirándome confundido.

Puedo sentir como todo mi sistema comienza a agistarse.

Si sigo así a este paso terminaré vomitando.

- Ne-necesito hablar con él - le insisto, Joaquín parece no comprender absolutamente nada, así que sin esperar una respuesta de su parte comienzo a caminar por mi propia cuenta en dirección hacia el escenario.

Necesito saber por qué se fue.

Por qué me dejó y por qué nunca me buscó.

- ¡Emilio, espera! - la voz asustada de Joaquín me hace detenerme. Toma mi brazo para hacerme mirarlo - Te estás alterando, por favor, relájate. Iremos a donde tú quieras, pero necesito que respires. Por favor, por favor. Mi corazón me está doliendo por verte así, ¿puedes calmarte? ¿por mi?

Mis ojos se posan en su rostro preocupado. Puedo notar como su pecho sube y baja a una velocidad rápida. Cierro mis ojos y comienzo a hacer respiraciones continuas hasta que logro calmarme.

Puedo sentir su mano acariciando mi antebrazo.

Otra canción se hace presente provocando que abra mis ojos. Joaquín toma mi rostro para que mis ojos solo lo vean a él evitando otro ataque de nervios.

Ya no quiero escuchar nada más.

Pero también necesito ir con él para que de una maldita vez por todas me explique porque mierda se fue de mi lado.

Quiero que me explique que hice mal, que me diga cual fue el motivo verdadero por el que se fue.

¿Por qué le conté mi secreto?

¿O por lo que hice?

No puedo seguir con la angustia en mi cabeza. Necesito una explicación ya mismo y no estoy dispuesto a esperar más tiempo.

- Acompáñame, necesito hablar con él - le pido suavizando mi voz.

- ¿Con quién?

- Con el chico que está cantando - le señalo con mi cabeza el escenario.

Él sigue la dirección. Arquea una de sus cejas mientras observa de manera curiosa al chico en el escenario que permanece cantando - ¿Lo conoces?

Bajo mi mirada hacia mi playera. Saco el medallón para que logre verlo y me lo quito.

Lo abro y se lo muestro.

- Joaco, es él - señalo al niño que está a mi lado en la foto del medallón - Necesito hablar con él, por favor. Necesito hacerlo.

- Em.....está bien, solo....solo tranquilízate, ¿sí? - suspiro y asiento.

Joaquín me toma de la mano para que comencemos a caminar juntos.

Entre más caminamos mis nervios aumentan más de la cuenta. Él sigue cantando sobre la tarima mientras brinca extasiado y mira a sus fans.

Pasan segundos, minutos y mis manos tiemblan cuando por fin logra mirarme al concluir una canción.

Mi medallón está al descubierto al igual que el suyo.

Por instinto lo tomo envolviendolo en mi mano. Él hace lo mismo.

Mi estómago se contrae y de un momento a otro ya no quiero estar aquí. No lo quiero cerca de mí. Se fue. Me abandonó. Rompió nuestra amistad cuando se enteró de todo lo que ocultaba en mi alma.