Cúrame [Emiliaco]

35. Libertad

"Ojalá" de Beret se reproduce en multimedia. ⛈

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Final

Capítulo dedicado a Alexmartell123 y Virginia303.💜

~☆~

Joaquín.

Helado. Sin vida. Sorprendido. Dolido. Asombrado. Aterrorizado.

No sabía como sentirme. Emilio había empujado mi cuerpo lejos de la carretera poniéndose él en mi lugar. Un carro estaba a punto de atropellarme y él me salvó.

Me arrodillo y gateo hacia su cuerpo que está tirado en el suelo bajo un gran charco rojo. El conductor baja atemorizado y no deja de disculparse.

- Lo siento muchísimo, venía hablando por teléfono y no los vi. Ya llamé a una ambulancia, viene en camino.

Con mi mano acaricio la espalda de Emi. No se mueve. No tiembla. No habla. No me sonríe.

El hombre trata de acercarse, pero en cambio le grito lo más fuerte que puedo alejandolo de nosotros - ¡Aléjese, maldita sea! - sollozo con fuerza - Emilio, por favor, no puedes irte, no lo mereces ¡te dije que te fueras! Yo sabía que te iba a hacer daño, te lo dije desde un principio. Por favor, abre tus ojos, quiero que escuches que yo también te quiero, Emilio. Te quiero con todas las fuerzas que me quedan. ¡Por favor! - grito mirando hacia el cielo - ¡No te lo lleves a él, llévame a mí! - grito mientras sollozo como nunca lo he hecho antes.

Esto duele más que un maldito golpe.

Segundos después escucho el fastidioso sonido de una ambulancia aturdiendo mi cabeza. Una mujer trata de separarme del cuerpo de Emilio, pero no me dejo.

- Por favor aléjese de él, necesitamos llegar al hospital para salvarlo - reaccionando ante sus palabras hago lo que me pide. Asiento y me hago a un lado mientras no dejo de llorar.

Miro como lo suben a la camilla y se lo llevan lejos. Lejos de mí.

Me abrazo a mí mismo mientras sigo llorando y desahogándome. Dios mío, por favor a él no, él no lo merece.

Por favor quiero dejar de sufrir.

Me tiro al suelo y sigo llorando en posición fetal mientras lloro y lloro sin detenerme.

- ¿Joaquín? ¡Joaquín! ¡Mamá de Emilio! ¡Aquí está Joaquín! - escucho la voz de un chico. Alzo mi cabeza y detengo mis gritos cuando lo logro reconocer.

Escucho el ruido de unas suelas y a los segundos logro ver a alguien enfrente de mi arrodilladose.

- Oh dios mío, Joaquín, estás herido - niego con mi cabeza mientras levanto mi rostro para mirarla.

- No es mía - sollozo.

Sus ojos se cristalizan, tapa su boca con sus manos mientras niega.

- ¿Dónde está Emilio? - sollozo y no puedo responder - ¡Donde está mi hijo!

- Se lo acaba de llevar la ambulancia, Señora - habla el conductor - Lo siento muchísimo.

- ¿Usted es el responsable del accidente de mi hijo?