Arrepentidos ~Kookmin~ EN EDICIÓN

💟 EXTRA 💟

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Parecía que todos los pájaros se sincronizaron para cantar sus grandiosas melodías, al tiempo que los rayos del sol resplandecía por toda la mañana, haciendo un excelente día.

Un hermoso día.

Me retoqué por última vez una mecha de cabello que caía sobre mi frente, llevándolo hacia atrás. Levanté mi cabeza,  me vi en aquel espejo grande que yacía en mi frente e instintivamente sonreí.

¿De verdad éste soy yo?.

No podía creer lo que veía. Era un Park Jimin poderoso;  poderoso de amor, poderoso de suficiencia, poderoso de salud, poderoso de libertad. Era todo. Todo lo que alguna vez había pensando que no sería.

Me acepté completa y absolutamente, sabiendo que cualquier condición negativa en mi vida es solo una sombra de los pensamientos que ya he eliminado. Soy una persona nueva en busca de la felicidad, una persona que aprendió a no rendirse y seguir escalando para llegar a la cima. Un lugar que cuesta mucho llegar, pero cuando estás ahí, suspiras el aire fresco que se hace llamar "Paz". Y prometo, que es la mejor sensación que todo ser humano debería experimentarlo, por lo menos, una vez en su vida.

Yo soy una persona llena de luz.

Mi mente dejó de divagar en el momento que escuché tres toques en la puerta. Me volteé a ver y la cabeza de SeokJin se asomaba por ahí.

— Disculpe, señor Park, ¿Me dejaría pasar a su aposento?. —Reí a carcajadas apenas lo escuché.

— Oh, humilde hombre, claro que usted puede pasar.— Le seguí la corriente. Indicándole con la mano que se adentre.

— Me alegra que me siga la corriente, los demás solo se echan a reír en mi rostro.

— ¿Hasta cuándo vas a seguir así?.— Volví a voltear hacia el espejo, con una leve sonrisa en el rostro.

— Hasta que digas "Acepto". —Yo reí y él se acercó a mi.—Maldita apuesta de hecho.

— No lo sé, yo lo disfruto. Tenemos bien merecido que nos trates formalmente ya que aguantamos tus malos chistes.

Hizo una mueca y luego se paró detrás mío, poniendo sus manos en mis hombros. — Oh, Park Jimin luce tan bien.

— Gracias, hyung.

— Y creer que fui yo quien te enseñó sobre la vida. —Puso cara dramática de tristeza. Yo resoplé riendo.

— Quién pensaría que fuiste tú quién me enseñó sobre la diferencia entre un beso y un piquito.

— Recuérdalo siempre, un beso es con lengua y un piquito es sin lengua. —Volví a reír a carcajadas, tapándome la boca con la mano.

La puerta volvió a sonar, ambos nos volteamos a mirar y nos encontramos con un grupo de chicos, entrando emocionadamente con una botella de champán.

— ¡Primo! ¿Le temes al éxito o simplemente no quieres hacer un brindis?. —Dijo gritando, Jackson. Tras él, otros cinco hombres.

Yo me levanté de la silla y me acerqué a ellos, igual de feliz. Todos gritaron un "¡He, he, he!", mientras bailaban.

— No quiero oler a alcohol frente al padre. —Les dije para sus sorpresas. — Y ustedes no deberían empezar a beber tan temprano. —Le saqué la botella y todos se disgustaron.