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Fallon en multimedia

Fallon:

Una boda es símbolo de risas, emociones y llanto.

O eso es lo que mi fallecida madre me dijo.

Pero la clase de llanto a la que se refería no creí que podria llegar a ser por lo que mis ojos ven frente a mí.

Dos horas.

Dos malditas horas fue lo que mi felicidad duro y luego el mismo me abrió los ojos al haber cometido el peor error de mi vida.

Diego, mi esposo y futuro ex esposo, estaba ahora mismo cogiéndose a mi madrastra en los pisos de arriba.

—Cariño.

¿Desde cuándo?

¿Hace cuánto estos dos me han estado viendo la cara?

Y papá...

¿Papá sabe sobre esto? No, papá ama a esta mujer, confía en ella y estaría completamente devastado de saberlo.

Mis puños se aprietan al pensar solo en mi amoroso padre y la traición que ni él ni yo merecía, mi dolor se mantiene oculto y lo único que siento es enojo.

—Fallon, deja..

—Guárdate tus excusas, imbécil.—Le suelto, los ojos de mi esposo se abren, observo a la mujer que tengo como madrastra, quien parece pasarla bien con mi descubrimiento.—Siempre supe que eras una zorra.

Ella abre la boca indignada.

—Fallon, por favor.

—Por favor, nada, basura.—Llevo la mano a mi dedo, me saco el anillo de casada, lo arrojo sobre el y trata de esquivarlo, pero se lo tiro directo en el cuerpo.—¡Tu y yo hemos acabado, Diego!

Salgo de la habitación y de cierta forma me siento bien de haber hecho un cambio de vestido para la fiesta, porque ahora mismo estaría arrastrando y sería difícil largarme de aquí antes de que me alcance.











(*)










Meto la cuchara en la crema de helado mientras mi mejor amiga busca el chocolate en líquido que le pedí, Verónica cierra la nevera y regresa a mi lado, me entrega la botella de chocolate y se sienta junto a mí en sus sillas junto al balcón donde yo estoy.

Vaceo hasta la mitad del frasco de chocolate sobre el tarro de helado, es mi segundo tarro en dos días, pero es lo que de cierta forma a ayudarme a llevar esto.

Te amo, chocolate.

—¡Hey! Las calorías.

—Uno es más feliz sin pensar en ellos.

Luna de Miel en ParisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora