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Etienne en multimedia

Fallon:

"Bon hôtel de vie"

Observo el nombre del hotel y bajo la mirada a la hoja que imprimí y tengo en mis manos después de buscar el nombre del lugar que se figuraba en el diario de mamá y que ahora tengo en mis manos.

¿De verdad es aquí?

Es diferente a como imaginaba, tal vez por los años, solo espero que el interior luzca un poco diferente.

Aprieto mi maleta corrediza en mis manos y ajusto el bolso que llevo colgado en mi hombro, tomo un respiro e ingreso al hotel, empujando la puerta abierta.

El pasillo es largo y el interior es bastante cómodo, hay una sensación familiar y a su vez tétrica en el buen sentido de ser vieja, es la misma sensación que sientes al entrar a un museo antiguo y hasta hay el olor presente.

Me gusta...

Golpeo la campanita con mi mano llamando al dueño y al primer amor de mamá o eso espero, sin embargo pasan los minutos y nadie llega.

—¿Acaso alguien está atendiendo?

Una pareja baja por las escaleras y me acerco a ellos.

—Disculpen.. ¿El dueño no se encuentra?

Ambos se miran.

No me entienden.

Señalo la recepción.—El dueño. El dueño.

La mujer es la que me responde.—Cherchez-vous le propriétaire?

Debí tomar un curso de francés antes de venir.

—El dueño.

Ella se acerca al chico a su lado y le dice.—Chérie, elle cherche le propriétaire et ne semble pas parler français

Su pareja niega con la cabeza, una voz nos llega a interrumpir.

—Si no está ahora, llegara en la noche.

Mi mirada se aparta de la pareja, quienes escucho sus pasos retirarse mientras observo al hombre parado en medio de la escalera.

¡Al fin alguien que habla mi idioma!

Él se me acerca y cuanto más lo hace, más atractivo lo veo.

—Eres... gringa.—Señala mi cabello.

Ignoro ese comentario y le respondo que sí.

—¿A qué hora estará regresando? Y por cierto, me salvaste la vida, no pensé encontrar a alguien que hable mi idioma.

Él sonríe, pero que sonrisa preciosa.

—Que descortés.—Le ofrezco la mano.—Soy Fallon.

Me quedo helada cuando toma mi mano, pero no para sostenerla, sino para llevarla a sus labios.

Me sonrojo.

—Soy Alain, mucho gusto, Fallon.

Aparto mi mano sorprendida y soy consciente del rubor en mis mejillas, el ahora Alain parece disfrutarlo.

¿Todo los hombres aquí son así de...?

Su sonrisa crece.—El no vendrá hasta tarde como te digo.. ¿Deseas esperarlo?

—No, creo que me tomare la tarde y luego volveré.

No deja de sonreír.

—Entonces espero verte de nuevo, Fallon.

Luna de Miel en ParisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora