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Fallon:

—Verónica, mucho gusto. —Se presenta mi mejor amiga apenas ingreso a su  departamento con Etienne.

—Etienne.

El le ofrece la mano y la sonrisa de Verónica esta repleta de emoción, me hace reír.

Suelta su mano y pasa la mirada a mi.

—Fallon me ha hablado mucho de ti.

—Me alegra oír eso. —Comenta el y siento mis mejillas enrojecer.

—Entonces.. Etienne.. ¿Tienes amigos francés tan atractivos como tu?

—¡Verónica!

—¿Qué? Cobro mi hoy por ti, mañana por mi.

Ya suponía que no sería gratis.

Me pegó contra Etienne y tengo su mano alrededor de mi cintura.

—Conozco uno con el que puedes llevarte bien.

¿Habla de..?

—Genial. —Comenta ella y luego me mira a mi y nuevamente a el. —Creo que necesitan tiempo para hablar.

—Verónica…

—Tranquila, debo volver al salón, tienen la casa para ustedes solos.

Dios mío, no puede ser más evidente.

—Chau, chaito —Se despide ella mientras va por su abrigo, agrega un último adiós antes de salir por la puerta y dejarnos completamente solos.

Me vuelvo hacia Etienne.

—Y ella es tu amiga.

—Por favor, solo olvida eso. —Le pido.

—Conozco una forma de olvidarlo.

Interesante.

Me besa tirando se mi muñeca y acercandome a el, nuestros labios se tocan y nuestras bocas se devuelven los besos.

Etienne deja caer su mochila en medio del pasillo, me sujeta de las caderas y me hace rodearle la cintura con ambas piernas.

Igual que antes.

Ambas manos varoniles se adhieren a mi cadera mientras mis brazos se enroscan como una serpiente alrededor de su cuello.

Me sujeto fuertemente apretando los muslos y vamos directo a la habitación.

Yo lo termino guiando, aunque al inicio es gracioso.

—Esa no es mi habitación.

—Mierda. —Maldice haciéndome reír.

Señalo hacia la habitación correcta y el me levanta cuando ya estoy a punto de resbalarme, con una mano la ubica en mi espalda y la otra empuja la puerta abriendo de golpe.

Nuestras respiraciones agitadas se tocan en cada segundo en el que cogemos aire y  volvemos a besarnos, caemos sobre la cama entre besos y risas, le sonrio y el a mi.

Ambos nos perdemos en el otro y me detengo a admirar su rostro una vez manos.

Mis manos dibujan la línea de su barbilla, veo sus labios y otra vez sus ojos .

—Te extrañe.

—Eso ya lo dijiste.—Me recuerda.

—Me gustas entonces.

Su sonrisa crece, tan perfecta como siempre.

Etienne me besa los labios y se lo correspondo, nos descuidamos muy despacio hasta terminar sin ninguna prenda cubriendonos ni que nos separe.

—¿Será correcto hacerlo aquí?

—¿Desde cuando te importa eso?. —Pregunto en broma. —Al darnos el departamento todo el día se refería a esto.

El me examina.

—¿Ustedes las gringas siempre son así?

Sonrio. —Nosotras si.

Etienne sonríe y yo lo beso esta vez, apoyo las palmas de mis manos en su pecho y lo derribo, Etienne cae ligeramente sobre el colchón y yo me subo encima.

—Espera…

—¿Ma belle?

Camino desnuda por el departamento luego de pedirle que no se mueva, voy al cuarto de Verónica y busco en los cajones.

Se que lo deje en alguna parte.

¡Bingo!

Vuelvo a la habitación junto a Etienne y me provoca una carcajada la ver que sigue donde lo deje, le muestro el envoltorio.

—Cierto, no podía faltar.

Mordisqueo mi labio inferior y me acerco a el, me subo y abro la envoltura mientras el se apoya con los codos hacia atrás, admirandome.

Le coloco el preservativo y me ubico encima de él, la mano izquierda de Etienne va directo a mi cadera y la otra se va a mi rostro, lo baja entre mis pechos con un recorrido que aumenta mi placer, llega hasta uno y masajea, pellizca los pezones al mismo tiempo en el que yo empiezo a saltar sobre el.

Etienne comienza a guiarme luego de pellizcar mis pezones hasta sentirlos duros, el deja que sus manos  bajen a mi trasero, mueve mis caderas y echa la cabeza hacia atrás saciandose con la fuerza y el placer que me exijo darnos a ambos.

—Mierda, Ma belle.

Ese conjunto de palabras y su voz excitada me calienta mucho más, cierro los ojos y llevo las manos a su pecho, elevo el trasero sacándolo un poco y vuelvo a caer.

El gruñe.

—Mierda.. Mierda… Fallon, me encanta.

—Y a mi. —Pronuncio gustosa de sentir toda su dura polla dentro de mi. —Oh.  Etienne..

Aprieto los muslos y el gime.

Sus ojos excitados me miran y yo sonrio,  me atrae hacia el subiendo las manos a mi espalda y aún sintiendo su polla dentro de mi, nos besamos.

Etienne me derriba.

Entre risas me separa las piernas cambiando de postura, todo mi cuerpo se envuelve a su alrededor y mis manos hacen un camino por su espalda desnuda, acarician y aprietan sus músculos marcados tanto de su abdomen como los de sus brazos.

Dejo que Etienne posea mi cuerpo, me folle sin control y su polla se mueva al ritmo que desea y a su gusto, no deja de arremeter sus caderas haciéndolas chocar en un compás que resuena en la habitación.

Me vuelve loca al punto de perder la razón y me cuesta tener los ojos abiertos por mucho tiempo.

—Etienne, dios mío…

Mis piernas se resbalan, me coge del muslo y hace entrar su erección de una sola.

—Oh … ¡Ah.. Etienne!. —No me controlo y lo suelto todo. —¡Etienne!

Grito su nombre sin contenerme,  aunque sienta mi propia voz perdiéndose.

—Mierda.. ¡Ma belle, me encanta! . —Me asegura, el tono agitado y lleno de excitación me da la razón. —Es tan.. Se siente tan bien cogerte.

Busco sus labios y su mano va directamente a mi rostro, empuja y mi cabeza da vueltas, estiro el cuello hacia atrás y su boca va de mis labios hasta mi cuello y vuelve a subir.

Gemimos boca con boca.

Decimos palabras sucias y bajo ese ritmo que golpea nuestras caderas, ambos terminamos agotados y golpeados por el placer.

Etienne cae sobre mi, ambos recuperando la respiración.

El me besa con una sonrisa.

Tu es Parfaite, Ma belle.

Sonrio al escucharlo.

Esto es perfecto... este momento.

Luna de Miel en ParisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora