TREINTA Y OCHO

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Ruben miraba el celular con toda decisión.

Era momento, tenia que hablarle a su madre.

-Vamos pequeño idiota-Murmuró para si mismo, con el lujo de estar solo en casa, pues Samuel habia salido por trabajo, aunque le habia dejado videos listos para que los subiera.

Miro el número de su mamá un momento, y sin pensarlo demaciado, para no arrepentirse le dio a "Llamar".

-Rub?-Se escucho al otro lado de la linea, 3 pitidos, ahora su madre siempre estaba pendiente de el, y aunque lo agradecia, ya era tarde.

-Mamá...-Murmuró, intentando no desmayarse en el proceso.

-Y ese milagro que hablas tu?-Dijo la mujer al otro lado de la linea, podia imaginarse perfectamente la cara de su madre, sorpresa y curiosidad misma era lo que reflejaba.

-Bueno pues...tenia que contarte algo importante-Contesto Ruben, pensando con sumo cuidado sus palabras.

-Hijo? Me preocupas,que pasa?-Pregunto la castaña mayor, con cierto toque de preocupacion.

-Últimamente insistes en lo de si encontre pareja-Murmuro, temiendo cada vez mas el futuro-Pues...hace unas semanas que conocí a alguien y pues, anteayer confirmamos-Dijo, intentando no morir.

-Ohhh! Y quien es la afortunada? Me la tienes que presentar!-Dijo la mujer entusiasmada, Ruben pensó un poco antes de contestar.

-Es un él...-Murmuro-Se llama Samuel- Agrego, ante el silencio al otro lado del telefono.

-Oh...Y es guapo?-

H O G A R|| La sociedad es una m*erda || RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora