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Su cabello largo y moreno bailotea cubriendo parte de su cara debido a la brisa en lo alto de la montaña. Hace un día espléndido, la frondosa vegetación del pequeño bosque a nuestras espaldas luce de un tono verde llamativo, los árboles comienzan a corresponder a la primavera dejando nacer a las primeras flores en sus ramas mientras que toda la naturaleza allí escondida crea melodías con sus cantos. La vista al mar es increíblemente fantástica. Y ella es lo más bello que mis ojos no cesan de mirar. No puedo apartar la mirada y perderme un milisegundo de su cuerpo envuelto en un vestido blanco mientras extiende sus brazos y con los ojos cerrados y una sonrisa amplia en el rostro, disfruta del paisaje tanto como yo disfruto observando cada detalle de su ser.

Sus ojos vuelven a abrirse esta vez para encontrarse con los míos, dirige su mano a la mía y ambos entrelazamos los dedos sin romper el maravilloso silencio. Pasa la lengua por sus labios, los muerde y sonríe mostrándome la perfección de su boca, sin ser consciente de que eso me vuelve completamente loco. Me roba el aliento. Me tienta. Mi corazón se acelera cuando la tengo cerca.

De repente, mi sueño se interrumpe y yo me veo en la obligación de maldecir haber experimentado sentir eso tan bonito e irreal. Un trueno en el exterior rompe con una fuerte e intensa tormenta haciendo vibrar tanto las paredes como el suelo bajo mis pies. No tengo ni idea de cuanto tiempo he permanecido dormido en el sofá. Aún así, la oscuridad permanece fuera mientras las calles se inundan de agua un sábado de madrugada. Me acerco a la gran ventana del salón mientras introduzco mis dedos en el bolsillo del pantalón en busca de mi móvil e intento localizar donde se encuentra en este mismo intante mi reloj. Mi madre me lo había regalado con el único objetivo de saber donde estaba en cualquier momento cuando me consideraba un rebelde irresponsable. Plaza Stadium es el lugar que destaca en el mapa muy cerca de donde se encuentra situado. Un cine se encuentra justo ahí pero a estas horas debe estar cerrado.

Voy a ver a alguien.

La voz de Willow se pronuncia en mi mente y de repente se presenta una sensación extraña que hace que me preocupe más de lo necesario por ella. No entiendo la razón de por qué me siento tan unido a ella, por qué demonios me atrae como un imán hacia ni por qué no puedo dejar de pensar en su bienestar cuando se aleja o la pierdo de vista. Cierro los ojos por unos segundos, tratando de controlar la respiración sin hallar la tranquilidad. Aprieto mis dientes observando la ubicación en mi móvil y sacudo la cabeza sin demorarme por mucho más tiempo.

WILLOW. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora