— ¡Espera!
El grito de Evan me sigue a mis espaldas. No me detengo. Voy decidida y con prisa hacia el baño, al más lejano que haya en el hospital. Contengo las lágrimas, no quiero llorar delante de nadie. Quiero encerrarme y olvidarme de todo por un momento. Sólo por un maldito momento. El largo pasillo esta abarrotado de gente que entra y que sale de diferentes habitaciones, de diferentes salas de espera, de la cafetería, de las salas de consulta... El momento perfecto para desaparecer por el pasillo que se cruza con el principal y perderle de vista. Estoy a unos largos metros de él, introduciéndome entre la multitud y suplicando por no chocar con nadie que me haga fallar en mi misión. Repentinamente, una puerta grande se abre a mi izquierda y varios médicos se abren paso en el pasillo a paso rápido para acudir a una emergencia en la planta superior. Una mujer, anciana, con deficiencias cognitivas se ha despertado dando gritos sin entender cómo ha llegado a esa habitación y se ha arrancado todos los cables en un momento de histeria. Aprovecho la ocasión para seguirles y cuando visualizo el baño a la distancia, cruzo el pasillo y corro hasta la puerta. La abro y siento como la piel se me eriza al momento al ver una figura frente a mi. No me lo esperaba en absoluto. No esperaba encontrarme con ella después de tantos años y mucho menos a su acompañante.
— Willow... — su voz suena suave y suplicante al mismo tiempo. Esboza una pequeña sonrisa pero yo no respondo. De hecho, solo quiero darme la vuelta y salir por donde he entrado. — Espera, por favor. — siento su mano agarrarme la muñeca. En ese instante siento una rabia que me da miedo no poder controlar. Me giro mirándola con advertencia. Mirando a Neida. Sí. Esa que antes decía ser mi mejor amiga.
— Hola, Willow. — Nurit me saluda, seca como siempre ha sido. Con una cara seria y sin quitarme el ojo de encima, coge la mano de Neida para que me suelte.
— ¿Qué coño hacéis aquí? — las miro manteniendo las distancias. No quiero estar cerca de gente que me traicionó. — Ahora también eres amiguita de Nurit, ¿no? Vaya...¡Cuánto han cambiado las cosas! La ponías a caldo y ahora parecéis íntimas. — bufo mirando a Neida.
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WILLOW. ©
RomanceDespués de una noche larga y oscura surge la incertidumbre de tus actos. Lo único que recuerdas es una pluma negra y unos ojos cuyos no sabías que en ellos se encontraba el mismísimo infierno. Con todo lo ocurrido no puedes confiar de la misma maner...