Hoy como cada viernes he visitado a la especialista-en-despertar-recuerdos-dolorosos. Odio entrar en esa sala tan pequeña, tumbarme en la tumbona de cuero y tener que buscar una respuesta a las preguntas que Kimberly me hace. Ella es una psicóloga excelente, o eso me tiene contado. Sin embargo, no hay ningún avance conmigo. Siempre me dice que todo se va a solucionar, que nada malo se queda para siempre. Que lo malo sirve para transformarlo en algo bueno. No la entiendo. Pero ella tampoco me entiende a mí cuando le digo que quiero abandonar. Las sesiones son cada vez más difíciles para mi. ¿Desde cuando recordar lo más doloroso es beneficioso para tu futuro? Ella dice que hay que buscar el punto exacto para descubrir de donde viene mi ansiedad. Y yo pienso, al igual que con mi madre, que tampoco me escucha. Finge que lo hace.
– ¿La ansiedad apareció después de la muerte? –me preguntó.
– No sé. – respondí con desgana.
Kimberly se tuvo que quitar sus lentes para averiguar mi rostro, yo la miré fijamente mientras pensaba que estaba perdiendo el tiempo. ¿Por qué no me dejaron morir? ¿Por qué no respetaron mi decisión? Nadie sabe bien mi historia. Según Kimberly, soy su paciente preferida. ¿Cuánto le estará pagando mi madre para decir estas gilipolleces? Llevo mucho tiempo acudiendo a este lugar y lo único que consiguen es que tenga más ganas de largarme lejos. Nadie conoce ese mundo donde van los muertos. ¿Cómo será? Si de verdad hay vida después de la muerte, que venga alguien y me lo muestre. Seguro que es mejor que esto, allí podré ser una nueva persona. Quieren descubrir a Willow, pero lo que no saben es que se fue. Ni yo sé donde está.
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WILLOW. ©
RomanceDespués de una noche larga y oscura surge la incertidumbre de tus actos. Lo único que recuerdas es una pluma negra y unos ojos cuyos no sabías que en ellos se encontraba el mismísimo infierno. Con todo lo ocurrido no puedes confiar de la misma maner...