ℝ𝕖𝕔𝕠𝕣𝕕𝕒𝕟𝕕𝕠 𝕖𝕝 𝕡𝕒𝕤𝕒𝕕𝕠 𝕪 𝕦𝕟 ℝ𝕖𝕘𝕒𝕝𝕠 ℙ𝕖𝕣𝕗𝕖𝕔𝕥𝕠

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Tu puedes boruto. Solo es una simple pregunta, un simple plan.
Pensé, dándome ánimos a mí mismo.

Era la hora de la salida en la academia, Sarada estaba recogiendo sus cosas tranquilamente mientras que yo la veía casualmente.

— Hasta mañana.

Me dicen Inojin, Denki y Shikadai. Yo me despido igual y ellos se van del salón, como la mayoría. Solo quedando Sarada y yo, que ya bajaba los pequeños escalones dirigiéndose a la puerta.

Paso saliva de lo nervioso que me siento, prácticamente me la pasé estudiando camino a casa los pasos del plan que me escribió Hima en un papel, sabía que era patético, pero lo necesitaba.

Era fácil, pan comido. Solo tengo que ir, preguntar, y con mis buenos modales, salir corriendo como si mi vida dependiera de ello.

Bueno, ese no era el plan exacto, pero podría funcionar. Cuando me doy cuenta ella ya se ha ido, así que corro hasta la salida esperando encontrarla. Toda la academia estaba vacía, es viernes, no es algo raro después de todo.

Afortunadamente, la encuentro justamente unos metros después de la salida.

— ¡Sarada! —La llamo mientras corro hacia ella. Cuando ella para, me pongo en frente.

Era hora.

— ¿Puedes ir al monte hokage a las seis...por favor? —Suelto de golpe, demasiado nervioso.

Espero su respuesta, a punto de irme cuando me dice su respuesta.

— Claro.

Es lo único que me dice, y eso me basta después de salir corriendo, pero ya no por nerviosismo, si no por emoción con una gran sonrisa. Ahora tenía muchas cosas que preparar.

Apenas cierro la puerta de la casa doy saltitos de emoción, Hima estaba en el Clan Hyuga junto con mamá, así que no me preocupaba hacer el ridículo.

Después de ese tiempo de emoción que sigue pareciendo infinita, me pongo mis pantuflas, voy a mi cuarto a dejar mis cosas y bajo para calentarme mi comida. Tenía muchas cosas que arreglar en tan poco tiempo.

Después de eso y lavar mi plato, subo para ver el reloj, era la hora de alistarme si quería estar presentable. Me doy una buena ducha y busco en el armario lo que me pudo poner.

Cambiaría mi polo por uno de otro diseño y de color rojo, mientras que usaba una de las casacas que me regaló papá. Veo el reloj de nuevo mientras me despeinó un poco el pelo, me gustaba parecer un poco "Salvaje".

Me veo el espejo por décima vez, o eso creo, mientras que repaso el diálogo que me acabo de inventar. Claramente le voy cambiando palabras cada oración, pero son detalles menores.

Una confesión nunca es fácil, ¿Verdad?

— Así que piensas en declararte, tienes suerte de que el teme no esté en la aldea.

Grito como idiota al escuchar la voz del viejo, mientras que daba un pequeño salto. Doy la vuelta y lo veo, sonriendo como un niño con los brazos cruzados apoyado en el marco de mi puerta.

— ¡V-viejo! —Otro chillido de vergüenza sale de mí— ¿Cuánto tiempo llevas ahí?

— Mucho. Lo suficiente para saber que perdí otra apuesta con Hina.

— ¡Ya dejen de apostar sobre mi vida! —Le grito molesto— Y por cierto, era obvio que mamá ganaría.

Doy la vuelta para verme al espejo de nuevo.

— Boruto...

— ¿Qué?

— Ven, vamos —Yo solo me sigo acomodando el cabello— si quieres hacer una buena confesión, debes comprarle un presente, ¿No crees?

𝙉𝙪𝙚𝙨𝙩𝙧𝙖 𝙃𝙞𝙨𝙩𝙤𝙧𝙞𝙖 𝙅𝙪𝙣𝙩𝙤𝙨 [𝙀𝙣 𝙀𝙙𝙞𝙘𝙞ó𝙣] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora