26.Aquí

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Luzu

Acabábamos de dejar a Vegetta y a Rubius, pero la situación parecía estar incluso más tensa y yo solo podía mirar a la ventana otra vez pensando en por qué Auron me había besado y como es que mi primer beso había terminado así.

-Luzu- Auron me estaba hablando muy tranquilo, yo quería intentar disimular todo el desastre mental que tenía acumulado hasta ahora.

-Mande Auroncito- Trataba de sonreirle, pero la pena por lo que habíamos estado haciendo y por lo que iba a decirle me consumía.

-Qué ibas a decir antes de que nos interrumpieran?- Auron me sonreía esperando una respuesta, estábamos a punto de llegar a casa y podría salir de esta situación, solo debía esperar un poco más.

-Nada en especial, no era importante- Pero algo cambió cuando dije eso, lo pude ver en la cara de Auron que se veía un poco molesto y tal vez triste, desvíe la mirada de nuevo, pues que me viera así me hacia sentir culpable por no decir la verdad.

-Bueno, entonces si no quieres hablar más del tema esta bien- De verdad Auron parecía muy desanimado, cuando llegamos se detuvo frente a su casa, bajó de auto y sacó una cajetilla de cigarros y fumo uno mientras se recargaba en el auto,cuando yo bajé del auto lo miré un momento, realmente me gustaba, pero tenía tanto miedo por ser la primera vez que sentía algo así. Me acerqué a Auron y como era un poco más pequeño que yo puse mis manos en su hombros, de verdad estaba nervioso pues me temblaban las manos.

-Auron...- Auron apagó su cigarro y me miró con una cara aún triste con una sonrisa fingida.

-Te escucho Luzu, tranquilo- Auron puso su mano sobre una mía y aunque el creía que me calmaba solo me hacía temblar peor, respiré fuerte tratando de tragarme el miedo que tenía atorado en mi garganta, me daba un poco de confianza saber que Auron me había besado, pero nunca se sabe que es lo que realmente alguien siente por ti hasta que te lo dice.

-Lo que yo te quería decir en el auto era que...yo...ya sabes...no es importante del todo, pero ...estoy totalmente enamorado de ti y ...todo es tan raro porque nunca había sentido algo así por nadie y- Mientras estaba hablando miraba al suelo y cuando quise mirar a Auron para terminar de hablar, su cara estaba totalmente roja y me miraba atentamente con los ojos totalmente abiertos, cuando nuestras miradas se encontraron sentí la necesidad de volver a besarnos y así paso, yo tenía una mano en su hombro y otra en su cara, ahora sus labios sabían a cigarro y aunque nunca me había gustado fumar, en los labios de Auron no me molestaba el sabor, despues de unos segundos nos separamos un momento por la falta de aire.

-Creo que si era un poco importante, no crees, mi niño?- Le sonríe y por un momento realmente podía probar que Auron sentía lo mismo que yo por como me besaba, pero no estaría tranquilo hasta que me lo dijera.

Nos estábamos mirando cuando de repente sonó mi teléfono, ambos nos aturdimos un poco por toda la tranquilidad que teníamos.

-Coño Luzu, casi me da un infarto- Por un segundo creí que estaba soñando y era mi alarma, pero eso no lo podía saber Auron, nos estábamos riendo, contesté y era mi madre que preguntaba si ya iba a regresar, pues nunca le avisé que iba de regreso, le explique que estaba afuera y que en un momento llegaba, que estuviera tranquila.

-Te veo, luego Auroncito- me despedí y le di un beso muy corto en los labios.

-Adios, guapo!- cuando Auron grito eso me giré y estaba riendo.

De verdad estaba muy feliz, era una felicidad inexplicable...pero había una pequeña duda, qué eramos? Había solo 3 opciones: amigos, novios o amigos con derechos. Sinceramente era mi primera experiencia de este tipo y la primera persona que me hacía perder la cabeza así.

Cuando llegué mi madre me regañó un poco por asustarla y aunque me jaló de la oreja yo solo me reía y pedía perdón, al final la abracé y me disculpé por asustarla, fui a dormir y me lancé a la cama pensando en los labios de Auron. Me quede dormido con la sonrisa más grande del mundo, ya mañana llamaría a Vegetta para pedirle un consejo.

Por la mañana estuve totalmente radiante, nada podía arruinarme el día, todas las cosas que podían salir mal en una mañana me pasaron, no sabía si era mala suerte o que estaba totalmente enamorado y no prestaba atención a nada, después de desayunar llamé a casa de Vegetta.

-Bueno, quien habla?- Esa no era la voz de Vegetta sino de Rabis.

-Rabis? Sigues en casa de Vegetta?- Realmente me impactaba que Vegetta y Rubius se llevaran bien al punto de ir juntos a la feria y de quedarse a dormir juntos.

-EH...si, me imagino que quieres hablar con Vegetta, iría a por el pero me duele todo el cuerpo y no sé donde estoy- Comencé a carcajearme cómo es que hace unas semanas se odiaban y ahora a Rubius le duele todo el cuerpo después de pasar la noche en casa de Vegetta.

-Bueno Rabis, solo dile que voy a verlo en unas horas a menos que tengan otros planes- Me seguía riendo mientras Rubius trataba de darme explicaciones estaba a punto de colgar cuando Rubius gritó.

-Luzu! Espera! Haz estado en casa de Vegetta antes?- Rubius se oía desesperado.

-Si, pero creo que en ocasiones totalmente distintas-

-Bueno, mira, estoy en un segundo piso en un pasillo que da a un balcon, entré en varias habitaciones y solo hay unas oficinas, un cuarto de juego y cuartos vacíos, pero no hay un maldito baño, dime donde estoy!!- Ahí no pude evitar morirme de la risa.

-Vamos a ver Rabis y no haz intentado bajar?- La respuesta era tan obvia que me preocupaba tener que explicarle como bajar escaleras.

-Si, pero creo que Vegetta esta ahí!!- O sea que se estaba escondiendo!?

-Rabis, yo no me sé la casa de Vegetta de memoria, pero tomaría como una opción salir por el balcón- Le colgué y esperé que Rubius no fuera tan tonto para hacerme caso.

Me quedé acostado con el chat de Auron abierto, no sabía si estaría bien escribirle algo, pero cómo que? Yo ya le había dicho todo lo que sentía y ni siquiera fui rechazado pero tampoco somos algo...tal vez solo le enviaría un "Hola" o tal vez quisiera salir a algún lado o hablar de lo de ayer, mi cabeza solo podía pensar en Auron y al mismo tiempo no sabía que era lo que quería exactamente de él.

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